Felipe VI: “deslealtad inadmisible” de la Generalitat
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El rey de España, Felipe VI, pidió que el Estado defienda el orden constitucional de “la deslealtad” de los independentistas catalanes, en una jornada de protestas multitudinarias en Barcelona contra la respuesta policial al referendo ilegalizado celebrado en Cataluña el domingo. “Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones”, dijo el monarca en un mensaje televisado, su primera reacción a los sucesos del 1 de octubre, marcados por la polémica actuación de la policía española que causó casi 900 heridos entre los votantes. “Determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y su Estatuto de Autonomía”, prosiguió. “Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible”, abundó el rey.
El gobierno español de Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular, dispone de la potestad de intervenir y suspender el ejecutivo catalán de Carles Puigdemont y sus instituciones aplicando el artículo 155 de la Constitución. Una opción que Madrid no ha descartado.
Poco antes del discurso del rey, Puigdemont afirmó en entrevista con la cadena británica BBC que su gobierno declarará la independencia de Cataluña “en cuestión de días”. Precisó que “actuará a finales de esta semana o comienzos de la próxima”.
En una jornada de huelga general y manifestaciones, y al grito de “fuera las fuerzas de ocupación”, 700 mil personas protestaron en Barcelona —según cifras de la policía municipal— contra la violencia de la Guardia Civil el domingo, que arremetió a golpe de porras, patadas y balines de goma contra los votantes pacíficos e inermes.
“Es una verdadera vergüenza (...). Un rey representa a un pueblo, a todos, no solo a una parte”, dijo indignado Domingo Gutiérrez, de 61 años, tras ver desde un bar de Barcelona el discurso de Felipe VI. “No ha dicho ni una palabra de los heridos. Imagino que para él no existen”.
Gerard Mur, un periodista desempleado de 25 años, reprochó que el rey “no se ha posicionado ni un poco del lado catalán”. “No solo en ningún momento ha mencionado a las víctimas, sino que se ha enrocado mucho en el bloque constitucionalista”, añadió.
Los transportes, los bancos, las instituciones oficiales del gobierno catalán y el pequeño comercio siguieron la huelga. Entre los manifestantes reinaba la sensación de que los acontecimientos del domingo han hecho inevitable la ruptura con España. Por la noche, Barcelona volvió poco a poco a la calma, y hacia las 23:00 hora local apenas quedaban unos grupos de manifestantes en las calles.
Enzarzado desde hace años en un conflicto creciente con el gobierno de Rajoy, el ejecutivo catalán llevó a cabo el domingo una consulta sobre la independencia pese a la prohibición del Tribunal Constitucional.
En un intento de impedirlo, policías nacionales y guardias civiles recurrieron a porras, empujones y balines de goma contra manifestantes decididos a votar. Pese a todo, 2.2 millones de personas lograron participar. Ante el boicot de los partidarios del no, 90 por ciento de 41.1 por ciento que votó lo hizo a favor de la independencia. m