El Nobel de Física, por la detección de ondas gravitacionales, “descubrimiento que sacudió al mundo”
Los galardonados opinan que el crédito es de un millar de científicos que construyeron, perfeccionaron, operaron e interpretaron el experimento
El Nobel de Física 2017 premió a tres de los científicos que encabezaron el descubrimiento de las ondas gravitacionales, las cuales predijo Einstein hace un siglo en la Teoría de la Relatividad General, anunció ayer la Real Academia de las Ciencias sueca.
Los tres ganadores son Rainer Weiss, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, así como Barry Barish y Kip Thorne, del Instituto de Tecnología de California, cuyo trabajo fue crucial en septiembre de 2015 gracias al laboratorio LIGO (Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales, por su sigla en inglés). Por la trascendencia del hallazgo, el premio no resultó una sorpresa, incluso Thorne señaló que era lo que esperaba. El año pasado muchos se preguntaron por qué el comité no había otorgado el Nobel a ese descubrimiento, pero la academia sueca explicó en su sitio web que la convocatoria para los nominados cerró el 31 de enero y el descubrimiento del LIGO se publicó en una revista científica 11 días después.
No obstante, hace un año diversos científicos vaticinaron que 2017 sería el año para reconocer ese trabajo. “Por supuesto que habrá un Premio Nobel para ello (...) pero no este año”, afirmó Karsten Danzmann, director del Instituto Max Planck de Física Gravitacional. También el divulgador de ciencia Francisco R. Villatoro señaló en su blog oficial: “En mi opinión, el Premio Nobel de Física de 2017 parece muy claro, se concederá a Drever, Thorne y Weiss”.
Las ondas detectadas por los premiados procedían de la colisión de dos agujeros negros que ocurrió a mil 300 millones de años luz —un año luz es equivalente a 9.46 billones de kilómetros—, y el experimento realizado en septiembre de 2015 además fue corroborado en junio de 2016. De acuerdo con la academia, Weiss, Thorne y Barish “se aseguraron de que cuatro décadas de esfuerzos llevaran a que finalmente se observaran las ondas gravitacionales”; sin embargo, los galardonados, que también se hicieron acreedores al Premio Princesa de Asturias, señalaron que el crédito de este descubrimiento es de más de mil investigadores. “Veo esto más como algo que reconoce el trabajo de un millar de personas”, dijo Weiss, nacido en Alemania, en una conversación telefónica con la academia. A ese científico le corresponde la mitad del premio de 9 millones de coronas suecas (1.1 millones de dólares), por haber desarrollado la técnica de la interferometría al crear en los años 70 un dispositivo basado en láser que puede evitar el ruido para obtener medidas no distorsionadas de las ondas gravitacionales.
Thorne y Barish se repartirán la otra mitad por su esfuerzo en la creación y operación del laboratorio LIGO. “El premio pertenece a los cientos de científicos e ingenieros que construyeron y perfeccionaron nuestros complejos interferómetros de onda gravitatoria y los cientos de especialistas del laboratorio y el experimento Virgo, que son los que encontraron las señales de onda gravitacional en los ruidosos datos y extrajeron la información”, destacó ayer Thorne.
Hoy se conocerá el ganador del Nobel de Química, otro premio que tiene un fuerte favorito: la técnica CRISPR de edición de ADN, una especie de herramienta que permite “cortar y pegar” con rapidez y precisión los códigos genéticos, la cual ha sido nominada desde 2012.
Algo similar pasó con la técnica PCR ideada por Kary Mullis en 1985, que recibió el Nobel de Química hasta 1993, cuando ya había demostrado su potencial para revolucionar el trabajo en los laboratorios a escala mundial. M