¿Independencia?
Jaime Rodríguez llegó el fin de semana pasado a registrarse como candidato independiente a la Presidencia de la República. Llegó acompañado de su familia, de varios miembros de su gabinete, de un par de celebridades menores, de un montón de acarreados y de su batea de babas. Con la elegancia que lo caracteriza, espetó: “Me exorcicé, me guacarié y me saqué al PRI totalmente de mis venas y de mi corazón”. Ya que estamos con frases cursis parece que donde hubo fuego cenizas quedan, porque hace dos meses su suegra, Teresa Martínez, fue sorprendida usando recursos del DIF, organismo manejado por su hija y primera dama del estado, para promocionar su campaña independiente a la alcaldía de Santa Catarina. La señora se hacía acompañar de su ex yerno, regidor también independiente que aspira a una diputación local en ese mismo municipio. Y aún hay más: Martínez es prófuga fresca de una trayectoria de cuatro décadas en el PRI, habiendo sido ya dos veces regidora tricolor por Santa Catarina y ex empleada de la administración de Natividad González Parás, bajo las órdenes del segundo secretario de Gobierno de esa administración, llamado nada menos que Rodrigo Medina.
Otro clásico tricolor: a principios de 2015 Rodríguez fustigó a la senadora y candidata priista Ivonne Guerra diciendo que “el chapulineo es inmoral. No puedes dejar abandonada tu responsabilidad (sic) no puedes hacerle esto al estado”. Qué bueno que nos venimos enterando. De poco le sirve condicionar el brinco a conseguir en Nuevo León más de las 365 mil firmas que obtuvo para su registro a la gubernatura.
Lo descorazonador es que no son mucho más prometedores los demás aspirantes independientes a la Presidencia de cara a 2018. Y, si alguno lo fuera, a la fecha van registrados 11, que aunque aún deben juntar cerca del millón de firmas en cuando menos 16 estados de la República, son más que suficientes para diluir cualquier intento ciudadano de salirse de la yunta partidista. Sin mencionar a Margarita Zavala, a quien graciosamente el INE le extendió el plazo para registrarse por seis días más, justificando la extensión “por el sismo”.
O sea, más de lo sismo. M