Sismo, política y normalidad
2 018 puede ser un terremoto o un simple simulacro.
El 19 de septiembre pasado fue esas dos cosas: un sismo verdadero y un simulacro que nos engañó con la verdad. A partir de ahora, ya nada será lo mismo. Pero…
Hace 32 años, los damnificados, la sociedad civil emergente, las instituciones y el gobierno entramos a un debate sobre el regreso, o no, a la “normalidad”.
El instinto gubernamental lucha y busca como parte de su idea de la gobernabilidad que todo regrese y sea igual a la situación anterior al siniestro.
Los perjudicados directos en vidas y propiedades, más toda la energía social movilizada, adquieren una identidad común que hermana y, por tanto, se niega a regresar a la normalidad donde el dolor y el sentimiento de pérdida se diluyen entre nuevas noticias y la agenda que van imponiendo los gobiernos, medios de comunicación e instituciones, para que todo regrese a su terreno, a lo “verdaderamente importante”.
En el pasado Foro Civilizionario del Huerto Roma del sábado 7 de octubre se abrió de nuevo el tema y lo que habría que reconstruir no solo desde el punto de vista material, sino de organización ciudadana, políticas de prevención, conciencia de la vulnerabilidad y futuro de la ciudad y del país.
El golpe del sismo al control de la democracia establecido por el sistema de partidos, sin la sociedad, fue adquirido por miles de jóvenes voluntarios en tareas de rescate, abasto, clasificación de medicamentos, transporte de ayudas, etcétera, que se reflejará en la esfera de lo político en el futuro. En días pasa a una generación, lo que no pasa en años, y hoy aún no se sabe cómo se van a expresar todas las experiencias adquiridas, individuales y colectivas, entre ellas, el próximo 2018 que podría terminar en un simulacro o en un sismo de cambio de régimen y modelo, surgido de la crítica que sembró el 19 de septiembre.
Por lo pronto, y como parte de esa urgencia de las instituciones públicas y privadas por regresar a la normalidad, ya se impuso sobre el sismo y sus consecuencias la agenda electoral de 2018, que ha visto el sismo y sus consecuencias como un simple tropiezo, que a unos los ató y a otros los libera. Alguien dirá “que se ha utilizado el sismo para desviar la atención sobre lo verdaderamente importante”.
Los protagonistas de 2018 están de regreso organizando el gran simulacro, no un sismo; pues nada les perjudica más que acontecimientos que alteren su normalidad que hoy defienden a capa y espada, contra una sociedad fragmentada pero crítica que los observa…