Milenio

Messi califica a Argentina

La Pulga dio una exhibición en Quito, marcó tres goles que le dieron la victoria a la albicelest­e, que logró su boleto de forma directa al Mundial de Rusia 2018

- Redacción/Quito, Ecuador Lionel Messi celebra al final del partido el pase de Argentina a Rusia 2018

Lionel Messi sacó de las tinieblas a Argentina, cuando su pueblo le reclamó que diera una actuación que rescatara a la albicelest­e, Leo no falló. Fue como si Moisés abriera el Mar Rojo. Messi enterró los cuestionam­ientos que le han llovido por años, sepultó el temor de un país y repartió boletos de avión para los argentinos que estarán en Rusia. Argentina se encomendó a Messi y éste, con un hat-trick, firmó el 3-1 que pone a Argentina en el Mundial de 2018.

Leo es un futbolista de otro tiempo, anoche no se achicó, cuando se le necesitó, resolvió el partido, levantó la bandera de Argentina y se convirtió en santo de cada provincia. Y es que el partido contra Ecuador empezó de manera terrorífic­a, no iba ni un minuto de juego cuando se fueron abajo en el marcador, a las primeras la albicelest­e salió con mucha tensión en el cuerpo, y Romario Ibarra a los 40 segundos puso el 1-0 que ponía en la lona al equipo de Jorge Sampaoli.

Pero el miedo se fue alejando del cuerpo de los argentinos, poco a poco se fueron asentando en el campo y canalizaro­n su necesidad. El plan era claro, que Leo fuera el faro del equipo, la solución de siempre: dale la pelota a Messi, que él siempre tendrá un recurso que puede llevarte a buen puerto.

Sampaoli puso una defensa de tres en el fondo, y a Eduardo Salvio y Marcos Acuña en los laterales. Lucas Biglia y Enzo Pérez en la medular. Arriba Lionel Messi, Ángel di María y Darío Benedetto, este último muy extraviado en el tiempo que estuvo en el campo. Mientras Di María tuvo sus momentos en los que, en esta ocasión, no se dobló.

El Fideo fue el primero en patear al arco ecuatorian­o, pero sus pelotas no llevaron dirección de gol; sin embargo, no tardó en llegar el empate.

No podía ser de otra forma, una jugada en la que la bola le llegó a Leo y la abrió a la izquierda para Di María, el Fideo la devolvió justa, los astros se alinearon porque esos pases que siempre se iban largos, anoche no. Y Messi llegó al encuentro con la bola, toque fino, con esa zurda prodigiosa, la mandó al fondo y el corazón de los argentinos volvía a latir.

Se vino arriba en lo moral el cuadro de Sampaoli, que por primera vez marcaba un gol de uno de sus jugadores, porque el que anotó contra Venezuela fue autogol. Entendiero­n los argentinos que tenían que mantener el pulso, era la hora para irse arriba, porque el empate lo seguía dejando fuera, ya que hasta esos momentos no había movimiento en los otros frentes.

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