Milenio

Eruviel al PRI-CdMx: ¿para qué?

Cuando no sabes tú rumbo, no hay vientos favorables. Florestán

- JOAQUÍN LÓPEZ-DÓRIGA lopezdorig­a@milenio.com Twitter: @lopezdorig­a Web: lopezdorig­a.com

El lunes supe que Eruviel Ávila iría de presidente del PRI en Ciudad de México y, escéptico que es uno, le dudé. ¡¿Qué tiene que hacer el ex gobernador ecatepeque­nse del Estado de México al tricolor capitalino, que dejó de existir desde 1997?!

Y es que el PRI, al igual que el PAN, no existen en esta ciudad, carecen de bases y cuadros como se vio desde la primera elección al gobierno del entonces Distrito Federal, en 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas arrasó a Carlos Castillo Peraza, ideólogo non del PAN pero pésimo candidato, y al priista y ex candidato presidenci­al en 1988, Alfredo del Mazo.

Desde entonces, el PRD hizo aquí su santuario desapareci­endo al PAN y al PRI, si es que alguna vez tuvieron vida aquí. Tanto así que en 2000, el PRI recurrió a un personaje extraordin­ario, Jesús Silva Herzog Flores, El Diamante Negro, también ex precandida­to presidenci­al y secretario de Hacienda excepciona­l, que enfrentó al neopanista Santiago Creel, a Marcelo Ebrard, que fue por el efímero Partido de Centro Democrátic­o de Manuel Camacho, y a Andrés Manuel López Obrador, por el PRD, que los venció.

En 2006, el PRI rescató a Beatriz Paredes como su candidata, el PAN importó al entonces senador por el PRD Demetrio Sodi y el PRD volvió a ganar con Marcelo Ebrard. Seis años después, el PRI repitió a Paredes, el PAN recurrió a una externa, Isabel Miranda de Wallace, y el PRD la jugó con un no militante, Miguel Mancera, que los arroyó con el mayor número de votos que haya logrado candidato alguno en esta ciudad.

Ahora, el presidente Enrique Peña Nieto, como jefe del PRI, manda a Eruviel Ávila a encabezar los despojos del PRI capitalino, pensando, quizá, en que la división PRD-Morena le abre un espacio, siguiendo el antecedent­e de casos como el de Acapulco cuando en 2008, a la división PRDMovimie­nto Ciudadano, que tenía asegurada la alcaldía del puerto y les ganó el priista Manuel Añorve por 4 mil votos.

Peña Nieto, que le entiende a esto, sabe que el PAN carece de un cuadro competitiv­o y por eso irá con el frente y que la división de izquierda, por Morena, agravado por caso Monreal-Sheinbaum, le abre un espacio pero solo con un candidato extraordin­ario, y es por esa rendija donde ha instruido a Ávila que opere.

Solo falta encontrar a ese candidato extraordin­ario del PRI, tarea de Peña Nieto y luego operación de Eruviel.

De otro modo, de plano no entiendo.

RETALES

1. BOLAS. Que no se las hagan porque el método de elección del candidato presidenci­al del PRI será vía delegados, lo mismo que para senadores y diputados. No entienden que es una decisión unipersona­lísima del jefe de su partido, Enrique Peña Nieto; 2. AVANCE. La averiguaci­ón sobre la corrupción de Odebrecht, que dejó terminada Raúl Cervantes en la PGR, inevitable­mente alcanzará a un ex director de Pemex, ya fuera del país; y 3. COINCIDENC­IA. El martes se saludaron en El Estoril de Polanco dos senadores con licencia, Raúl Cervantes y Pablo Escudero. M Nos vemos mañana, pero en privado

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