La construcción, endeble, sin
Reforzamiento ni historia documental y caracterizada por una serie de conflictos
Los pobladores de San Gregorio Atlapulco sabían que algún día se derrumbaría aquel edificio conocido como El Neto, en la esquina de México y Lázaro Cárdenas, en el centro de ese pueblo de Xochimilco, porque su base no era lo suficientemente fuerte.
Hay quienes recuerdan, además, que el terreno sobre el que estaba construido tiene una historia de conflictos.
El Neto era un edificio de tres pisos, con un cuartito en la azotea que servía de vivienda, pero que nunca tuvo permisos para alcanzar ese nivel.
Hasta abajo funcionaba el supermercado SuperNeto, del que obtuvo su mote, el cual abrió hace casi 15 años, según los testimonios de los vecinos.
En el segundo nivel había un salón para bailar zumba y en el tercero funcionaba un billar, el cual muchos años antes de que el edificio creciera era el único negocio de esa esquina, cuando se trataba de un local pequeño y antiguo y sobre el que después se construyó el resto de la edificación.
Fue justamente la planta baja, que servía de base a todo el edifico, la que el 19 de septiembre se deshizo como si fuera pan aplastado.
A simple vista podía apreciarse que era la construcción más alta de la zona, donde el caserío común no pasa de dos niveles.
Según el jefe delegacional, el morenista Avelino Méndez, en los archivos de la demarcación no se encontraron documentos legales de la historia de ese inmueble, construido en tiempos en que gobernaba el PRD.
“La historia de este edificio, que ya buscamos en los archivos de la delegación, es que no hay nada. Ningún documento de licencia, de permiso, no hay ningún documento que avale esa construcción. Esa edificación tiene mínimo 10 años que se hizo”, explicó.
Pero la memoria del pueblo es clara y recuerdan que el terreno que hoy es de la familia Álvarez, antes fue de los Negrete, apellidos que hace años protagonizaron el pleito por esas tierras, quizás consideradas estratégicas por ubicarse frente a la parroquia de San Gregorio Magno, la iglesia del pueblo.
En la delegación Xochimilco no hay documentos legales de la historia del inmueble
Graciela Negrete, originaria de San Gregorio, recuerda que el terreno era de su tía abuela Petra, que era dueña de toda la manzana que delimitan las calles de México, Lázaro Cárdenas, Vicente Guerrero e Insurgentes, en el centro del pueblo.
Pero Petra Galicia era una mujer pobre y con los años fue vendiendo sus tierras. El área de El Neto fue adquirida por una señora que, según cuentan, nunca terminó de pagar por la compra del predio.
Samuel Negrete, hermano de Graciela, recuerda que la ambición de muchas personas por ese terreno se tradujo en envidias y traiciones.
La venta del predio fue en la época del boom inmobiliario hace 30 años. boom
“Fue creciendo poco a poco, la gente empezó a vender terrenos y se fueron haciendo más cosas. Comerciaron sus predios a personas que no eran de aquí”, recuerda la señora Ricarda Espinosa, vecina de San Gregorio.
Para José Espinosa, su hermano, uno de los efectos de esa ola de ocupación de hace 30 años fue la construcción del supermercado, que ofrecía gran cantidad y variedad de productos.
La velocidad con la que creció el pueblo fue la misma con la que creció ese edificio. Sin embargo, sin el reforzamiento necesario, su destino, al parecer, estaba marcado. M