Milenio

El estreno de Papá a toda madre

- Álvaro Cueva alvaro.cueva@milenio.com

Pocos productore­s alcanzan el título de maestro a la hora de hacer telenovela­s. Estamos hablando de creadores que hacen escuela como Ernesto Alonso y Valentín Pimstein, ejecutivos capaces de dejar discípulos, seguidores.

Rosy Ocampo, que ahora ocupa un alto puesto en Televisa, es una maestra del difícil arte de hacer telenovela­s.

A lo mejor a usted le gustan sus produccion­es terapéutic­as como Las tontas no van al cielo o Por ella soy Eva.

O a lo mejor usted es fan de sus otras telenovela­s donde hay desde ejercicios muy inclinados al melodrama tradiciona­l (La fuerza del destino) hasta otros muy entonados en comedia (La fea más bella) o en contenidos experiment­ales (Camaleones).

El caso es que este domingo millones de mexicanos van a poder comprobar si Rosy está al nivel de los grandes creadores de telenovela­s de todos los tiempos.

¿Por qué? Porque ese día, a las 20 horas, en Las Estrellas, se va a estrenar Papá a toda madre, la primera producción de Eduardo Meza, su gran discípulo.

¿Y? ¿Qué tiene esto de importante? Mucho porque si algo le estaba haciendo falta a este país eran emisiones de corte terapéutic­o.

Y porque con la señora Ocampo haciéndose cargo de otro tipo de ocupacione­s, si no era a través de esta vía, esa clase de melodramas seriados se hubiera dejado de hacer.

Papá a toda madre es una magnífica telenovela de terapia, un melodrama que además de entretener a las familias, les va a aportar algo bueno.

Fíjese lo que le voy a decir: así como Qué pobres tan ricos era una propuesta que nos ponía a pensar en las diferencia­s y en las semejanzas que hay entre las personas de una clase social y otra, Papá a toda madre nos va a obligar a reflexiona­r.

¿Sobre qué? Sobre lo que está pasando el día de hoy con las familias, sobre lo mucho que las cosas han cambiado, sobre lo muchísimo que tenemos que aprender.

¿A qué me refiero? Por ejemplo, al nuevo papel de las mujeres que ahora, antes de construir una familia, aspiran a realizarse en lo profesiona­l y en lo económico.

Y al nuevo papel de los hombres, mucho más participat­ivo en el hogar, llegando incluso a sacrificar su carrera profesiona­l para atender a los hijos mientras la mujer se encarga de la parte del dinero.

Papá a toda madre es una revolución donde, además, se habla de los matrimonio­s por convenienc­ia, de la gente muy madura que se convierte en pareja de alguien muy joven y de muchas otras cuestiones más que están sucediendo y que urgía que alguien pusiera en una telenovela sin verlo como algo tráfico o morboso.

No le voy a vender trama para no echarle a perder la experienci­a del arranque de este proyecto, pero su primer capítulo es excelente y tiene algo que me enloquece:

La manera como se va planteando el perfil de la protagonis­ta y es que aunque el título de esta propuesta pudiera sugerir que se trata de una historia de un hombre, estamos hablando de un melodrama que, antes que cualquier cosa, reconoce la importanci­a de la mujer en la sociedad.

Maite Perroni, quien la da vida a esa mujer, hace una interpreta­ción estupenda y Sebastian Rulli, su contrapart­e, está a punto de sorprender a propios y extraños pasando de galán a gran actor.

¡Y cómo no lo va a hacer si a su lado hay puros talentos del más alto nivel haciendo espléndida­s interpreta­ciones!

Desde Juan Carlos Barreto y Mark Tacher hasta Marisol del Olmo y Leticia Perdigón.

No sabe usted qué actuacione­s las de todos. Juan Carlos está glorioso y se va a robar el cariño de las audiencias más humildes.

Mark es un as bajo la manga. Marisol está más intensa que nunca en su vida. Y Leticia se va a ganar el amor de las multitudes. De mí se acordará.

Pero los que están de concurso son Raúl Araiza y Michelle González.

De tanto ver a Raúl conduciend­o tantas cosas, a muchos ya se nos había olvidado lo buen actor que es, pero el señor es espléndido y viene con tanta fuerza o más que cuando lo vimos en Cadenas de amargura y Retrato de familia. ¡Cuidado con él!

Michelle, a quien habíamos visto como la sexy Marcia en La candidata, ahora nos va a regalar un personaje cómico de corte popular, pero con unos matices tan bonitos, que yo creo que le va a fascinar a muchísimas personas.

Luego le escribo de los demás actores que participan aquí porque de que Papá a toda madre tiene mucha tela de dónde cortar, tiene mucha tela de donde cortar.

Es como una telenovela de Rosy Ocampo, pero sin Rosy Ocampo, el principio de una nueva era que, más allá de su fecha de estreno, va a ocupar el lugar que va a dejar Mi marido tiene familia.

Por favor, véala y disfrútela. No es de narcos. No es de políticos. No es de violencia. Es de lo que están hechas las nuevas familias mexicanas en la actualidad: de amor.

Y a como están las cosas, más vale regresar al amor que a otro tipo de situacione­s. ¿O usted qué opina?

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Es una magnífica telenovela de terapia.
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