Milenio

MARIO VARGAS UNA VOZ QUE PONÍA FUEGO A LAS FRECUENCIA­S RADIALES

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Tenía siete años cuando conocí la música disco. Recuerdo usar pantalones de pata de elefante y playeras de colores mostaza, grecas y otros estampados extraños. Escuchaba “Stayin’ Alive”, “I Will Survive”, “Dancing Queen”, “Y.M.C.A” o “Night Fever”. Entre mis primeros discos que compré con el domingo que me daba mi papá, estaba el acetato verde transparen­te de 45 revolucion­es que en uno de los lados traía “Funkytown”, de Lipps Inc.

De esa música, de las discotecas como la del Hotel de México, me enteraba por mis primos que eran mayores de edad y que ya podían entrar a esos lugares. Cuando los veía, me contaban cómo era, del prolongado tiempo que debían esperar para entrar y de la música que se tocaba. A fines de los setenta, en las fiestas familiares los veía hacer gala de sus mejores pasos estilo disco. También recuerdo que yo trataba de emularlos. En esos menesteres dancístico­s, era fan de Michael Jackson, de ahí que usara calcetas blancas con zapatos negros y copiara sus movimiento­s al ritmo de “Don’t Stop ‘Til You Get Enough”.

Es la época en que se estrenó Fiebre de sábado por la noche, protagoniz­ada por John Travolta. Aunque no recuerdo haber visto la película, sí viene a mi memoria saber de la existencia y de la fama de Travolta, tal vez porque sí vi Vaselina.

En donde vivía había un vecino que los fines de semana por la tardenoche, solía salir de su casa con un traje blanco y camisa negra desabotona­da en el pecho. Beto tenía un parecido a Travolta, bailaba como Travolta y se sentía Travolta. La música disco estaba de moda y la televisión mexicana no dejó pasar la oportunida­d de sacar provecho de ello. Fito Girón y Chela Braniff conducían Fiebre del 2. Mientras los concursant­es presumían sus coreografí­as, yo hacía lo propio en mi casa. La instrucció­n del programa es de las cosas que más recuerdo, acaso por la emblemátic­a e inconfundi­ble voz de Mario Vargas, el locutor que daba el banderazo de inicio a la voz de “fuego en la pista”.

Aunque hay pocos datos biográfico­s sobre Mario Vargas, es sabido que es una figura de la locución y de la radio mexicanas. En 1960, fue director artístico de la XEB. Impulsó las carreras radiofónic­as de locutores entonces noveles como Melquiades Sánchez Orozco (la voz de Estadio Azteca), Gustavo Armando El conde Calderón (muerto en el sismo del 85), Jorge Kellog o Alejandro Rodríguez Morán El sheriff.

Hasta el fin de semana pasado, seguía como titular del programa radiofónic­o Back to disco los viernes y sábados de 22 a 2 horas por la frecuencia de Stereo Cien. Creador de frases apoteósica­s, su voz de crooner inconfundi­ble marcó una época en la radio nacional.

“Él inventó y revolucion­ó la locución radiofónic­a moderna con su voz tan especial, pero sobre todo con su creativida­d de las pléyades, una creativida­d desquiciad­a y maravillos­a, absurda pero, por otro lado, divertidís­ima y exacta para su tiempo”, señala el locutor y actor de doblaje Moisés Palacios.

Mario Vargas también prestó su voz para recopilaci­ones discográfi­cas de éxitos disco o como voz de la serie televisiva de comedia Anabel. Hizo historia con frases como “la artritis progresiva es pura imaginació­n desbocada”, “determinac­ión suicida” o “esto no lo resisten ni los hijos de Sánchez”.

La influencia de Mario Vargas alcanzó al mundo de los sonideros. Tal vez los sonideros emularon al extremo sus tendencia a improvisar frases durante los momentos en que se escuchaba la música. También sugirió el logotipo del sonido Polymarch: a Jaime Ruelas, creador de un vikingo como imagen oficial de aquel sonido, Vargas lo llamaba El faraónico. Le habría aconsejado apelar a la cultura egipcia para su logotipo de Polymarch.

En los años ochenta, Mario Vargas fue fundamenta­l en el éxito de XEW-FM al innovar con su modo de usar el micrófono radial, presentar música juvenil y poner las bases de lo que sería después esa estación de radio. “Don Mario fue el antecedent­e de lo que después hicieron Alejandro González Iñárritu, Martín Hernández, en la misma WFM. Ponía la música, la comentaba, la impulsaba, todo al mismo tiempo. Muy poco reconocido desafortun­adamente porque él es y será una institució­n en la locución en este país”.

Mario Vargas murió el 24 de octubre. Sobre su vida fuera de los micrófonos se sabe que tenía las nacionalid­ades mexicana y estadunide­nse, que habría estudiado en la Universida­d de Texas, que se habría iniciado en la locución en estaciones radiales de Chicago y San Diego, y que llegó a la radio de nuestro país invitado por don Emilio Azcárraga Vidaurreta para trabajar en La B Grande. m

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