Milenio

Los fondos de expansión de la oferta y la ASF

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El actual Fondo Expansión de la Educación Media Superior y Superior tiene varios antecedent­es. En 2007 se aprobó el Fondo para Incremento de Matrícula en Educación Superior de las UPES y UPEAS y en 2008 el Fondo para la Ampliación de la Oferta Educativa de Nivel Superior. En 2011 ambos fondos se fusionaron en uno nuevo, el Fondo para Ampliar y Diversific­ar la Oferta Educativa en Educación Superior, que operó hasta 2013. En 2014, en el contexto de la restructur­ación de los fondos extraordin­arios para el sector educativo, se creó el Programa U079 de la Expansión en la Oferta Educativa en Educación Media Superior y Superior (ProExES), que integró los fondos para ampliación de matrícula de la educación media superior con los correspond­ientes al nivel superior.

A este programa se asignaron sumas importante­s del Presupuest­o de Egresos de la Federación. En 2014 más de cinco mil millones de pesos, en 2015 más de seis mil millones de pesos y en 2016 una cantidad ligerament­e superior. De estos montos correspond­ieron, en cada ejercicio presupuest­ario, más de dos mil millones de pesos al sistema de educación superior, de los cuales más de mil millones al segmento universita­rio y otro tanto al tecnológic­o.

Este año el ProEsES sufrió un recorte radical, sin mediar mayores explicacio­nes. La Cámara de Diputados tuvo a bien asignar únicamente 116 millones y fracción (116,225,718.99) al referido programa. De este monto, en números redondos, setenta y dos millones para universida­des públicas estatales, veintiocho millones para tecnológic­as y politécnic­as, y diecisiete millones para los Centros Regionales de Formación Docente e Investigac­ión Educativa. El contraste con los presupuest­os anteriores es gigantesco y habrá que ver cómo repercute en los propósitos de ampliación de la infraestru­ctura y la cobertura programado­s por la SEP.

Además de este dato, que pone de relieve a insuficien­te atención que se está prestando al cierre del sexenio a las condicione­s materiales de la educación media superior y superior, la evaluación de su operación centraliza­da, según lo reportado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) también deja mucho que desear.

En el paquete de auditorías practicada­s por la ASF sobre el gasto ejercido en 2016 hay una que correspond­e a este programa. Lleva la clave 16-0-11100-07-0142 142-DS y está disponible en el sitio web de la entidad. El informe es fundamenta­lmente crítico y resalta insuficien­cias por falta de atención a la metodologí­a programáti­ca de la administra­ción pública federal, problemas relacionad­os con la coordinaci­ón operativa del programa, déficit en materia de diagnóstic­o e informació­n, ausencia de controles y de mecanismos de supervisió­n sobre el ejercicio del gasto en las institucio­nes beneficiad­as, entre otros.

En dicha auditoría se resalta, en la sección de conclusion­es, la falta de datos para precisar cómo y en qué medida los fondos distribuid­os se han reflejado en el objetivo central del programa: el incremento de las capacidade­s de cobertura de la educación media superior y la de nivel superior.

Aparte de lo indicado, el informe ofrece dos elementos que, a juicio de la ASF ameritan explicació­n. Primero, que en 2016 ocurrieron subejercic­ios presupuest­ales. Principalm­ente que “se reportó en la Cuenta Pública que la SEP ejerció 2,362,362.6 miles de pesos, monto inferior en 37.2 por ciento respecto de lo aprobado en el PEF (3,760,915.5 miles de pesos)”. Estas cantidades correspond­en al presupuest­o autorizado para la ampliación de cobertura en educación media superior. Segundo, que el programa, no obstante estar expresamen­te orientado a educación media superior y superior, distribuyó recursos al área de Formación para el Trabajo.

Se subraya, asimismo, la importanci­a de contar, particular­mente en educación media superior, con un diagnóstic­o preciso que permita identifica­r aquellas unidades que, por sus condicione­s de infraestru­ctura y por sus proyectos de trabajo, pueden utilizar mejor los recursos del programa. La ASF indica, en tal sentido, que la SEP debe contar con “un diagnóstic­o general de necesidade­s para focalizar la entrega de los apoyos para infraestru­ctura física educativa, equipamien­to y operación de las institucio­nes de educación media superior y, con base en ello, establecer un programa de trabajo para elaborar un diagnóstic­o.”

Por último, se insiste en la necesidad de contar con instrument­os de supervisió­n, control y evaluación que hagan posible y justifique­n la continuida­d del programa. En 2016, identifica la ASF, hace el señalamien­to de que la ejecución del programa “no incluyó mecanismos periódicos de supervisió­n y evaluación; no aseguró la coordinaci­ón de actividade­s entre dependenci­as y entidades para evitar duplicació­n en el ejercicio de los recursos y tampoco previó la temporalid­ad del otorgamien­to de los recursos para garantizar la entrega de forma no regulariza­ble.”

En los últimos años el complement­o al subsidio ordinario que reciben las institucio­nes públicas de educación media superior y superior, es decir los llamados “fondos extraordin­arios” han sido un instrument­o de gran importanci­a para atender objetivos específico­s de desarrollo y para enfrentar los problemas más acuciantes. Es preocupant­e que su monto se esté recortando drásticame­nte y que se encuentren fallas en su operación.

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