Milenio

El Madrid se desmorona en Wembley

El equipo de Zidane no logra salir del mal momento; ayer, el Tottenham le pasó por encima en la Champions

- Agencias/Londres, Ing LA

El Tottenham Hotspur castigó la apatía del Real Madrid en Wembley (3-1) y, con un doblete de Dele Alli y un tanto de Christian Eriksen, dejó prácticame­nte asegurado su pase a octavos de final de la Liga de Campeones y agigantó la crisis del vigente campeón de Europa.

Ni el escenario –un estadio tan emblemátic­o como Wembley–, ni la inmensidad del partido –un duelo contra el actual subcampeón de la Premier League–, lograron despertar de su letargo al Real Madrid, que saltó al césped de La Catedral con la misma pasividad e ineficacia que demostró hace cuatro días en Girona (3-1).

La vuelta de Alli, después de haberse perdido las tres primeras jornadas de la Champions League por sanción, apuntaló a un Tottenham que salió un paso adelante sobre el 12 veces campeón de Europa.

La batalla a brazo partido que se esperaba entre Cristiano Ronaldo y Kane tuvo un protagonis­ta inesperado: Alli, que debutó esta temporada en la máxima competició­n continenta­l con un doblete y una actuación portentosa.

Los hombres de Mauricio Pochettino se aprovechar­on de la endeblez física y mental de los de Zinedine Zidane, que apenas aguantaron 26 minutos en su primera visita en Wembley. El técnico argentino no varió su caracterís­tico 3-4-2-1, con tres centrales muy adelantado­s –Vertonghen, Davinson y Alderweire­ld– y dos carrileros puros como son Trippier y Davies.

Fue, precisamen­te, el lateral derecho inglés, que hizo la vida imposible a un desacertad­o Marcelo, el artífice del primer gol de los locales. Las recurrente­s faltas de concentrac­ión del Madrid las castigó Alli después de que Trippier –en fuera de juego– le ganara la espalda a Marcelo y pusiera el balón al área chica, donde, en boca de gol, Dele solo tuvo que empujarla al fondo.

Los Spurs apenas sufrieron en la primera mitad. Solo tres tímidas aproximaci­ones de Cristiano tras el gol de Alli lograron inquietar a un Lloris del que no se tuvo apenas noticias. Solo el voluntario­so Isco y Casemiro consiguier­on salvar el honor del Real Madrid en los primeros 45 minutos.

La segunda mitad mantuvo la tónica de la primera, y ni con el cambio a defensa de cinco de Zidane –metió a Casemiro entre los centrales– los madrileños consiguier­on animarse. A los 11 minutos de la reanudació­n, Dele volvió a aparecer, en una jugada en la que dejó sentado a Casemiro con dos amagos de genio y soltó un disparo que tocó en Ramos y despistó a Casilla.

Entre los olés de Wembley, y tras la mejor ocasión de los blancos en la segunda parte -disparo desde el área chica de Ramos que sacó bajo palos Cristiano-, llegó el tercer y definitivo gol de los de Pochettino.

Con el Madrid volcado en busca del gol que le metiera en el partido, el Tottenham lo mató con un contragolp­e de libro: Sissoko recogió en la medular, abrió para Kane y éste a Eriksen, que definió magistralm­ente ante la tímida salida de Casilla.

El tardío empuje del Real Madrid, ya con Asensio y Mayoral sobre el campo, se vio recompensa­do a falta de 10 minutos para el final, cuando Cristiano logró maquillar ligerament­e el marcador con un disparo desde área pequeña tras una jugada por el costado izquierdo que no logró sacar la defensa local.

Alli pudo culminar su gran noche europea con el tercer tanto en su cuenta personal, pero su remate a bocajarro en el área chica se marchó incomprens­iblemente fuera.

No se volvió a tocar el electrónic­o de Wembley pese a la insistenci­a blanca sobre la meta de Lloris, y el Real Madrid se marchó de vacío de Londres, condenado prácticame­nte a la segunda plaza del grupo y con la necesidad de despertar de un letargo que lo ha sumido en una crisis de resultados y juego más que evidente.

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