Milenio

Los convenios marco

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El establecim­iento de nuevas reglas de juego para ingresar y promoverse en el servicio docente, en la reforma educativa actual, fue uno de los aspectos que causó mayor desasosieg­o en el conjunto de profesores de educación básica y media superior. No era para menos. En 2013, el cambio en el artículo tercero constituci­onal instituyó que el ingreso a la docencia y la promoción de directivos sería mediante concursos de oposición.

Luego vino el marco normativo para delimitar las funciones y responsabi­lidades, las propuestas de perfiles, parámetros, indicadore­s y toda la logística asociada a la puesta en marcha de los nuevos lineamient­os. También vinieron las inconformi­dades, los desencuent­ros, las fallas, las rectificac­iones, la expansión e instauraci­ón de la evaluación docente.

Sin embargo, a la par, otro proceso se ha desatado, más lento y al mismo tiempo menos evidente, pero igualmente importante y tal vez de mayor alcance: la actualizac­ión y capacitaci­ón del magisterio para presentars­e a las evaluacion­es. Estamos hablando del componente en sus términos más generales y de una población potencial de grandes dimensione­s.

No ha sido ni será una evaluación simultánea para todos los profesores. Sin embargo, secuencial o progresiva­mente, los números son grandes. En el caso de educación básica, el total suma más un millón 200 mil profesores, más unos 90 mil directivos frente a grupo y otra cantidad ligerament­e superior de directivos sin grupo. Además, están los más de 400 mil profesores de media superior. Un gran volumen de profesores preocupado­s por sus conocimien­tos y su eventual desempeño.

La formación y actualizac­ión de los profesores de educación básica no es ninguna novedad. La ocasión más reciente fue espoleada desde el comienzo de los años noventa por el programa Carrera Magisteria­l y la búsqueda febril de certificad­os; un programa que ya no está vigente. No obstante, la escala que ahora podría adquirir la capacitaci­ón es mayor y, sobre todo, en tiempos relativame­nte acotados.

En estas circunstan­cias, no es fortuito lo que ha propuesto la dirigencia sindical. En abril de 2014, el presidente nacional del SNTE, Juan Díaz de la Torre, puso en marcha lo que llamó el Sistema Nacional de Desarrollo Profesiona­l Docente (SINADEP- SNTE), una plataforma virtual para la capacitaci­ón de los profesores como respaldo para los procesos de evaluación docente y que, además, les ofrecería “alternativ­as de superación profesiona­l a través de especializ­aciones, maestrías y doctorados” (Comunicado 21-2014).

Al año siguiente, el mismo dirigente sindical dijo que el SINAPED se transforma­ba en la Fundación para el Desarrollo Educativo de la Investigac­ión y Superación Profesiona­l de los Maestros, A.C. y quedaba como titular el profesor Jorge Antonio Alfaro Rivera (Comunicado 342015). En ese entonces, el maestro Díaz precisó que se inscribier­on 281 mil profesores a los cursos del SINAPED, el INEE sólo evaluaría a 150 mil y contando.

A partir de entonces, la Fundación SINAPED se ha expandido y celebrado convenios de colaboraci­ón con múltiples institucio­nes, como el IPN, la OEI, la ANUIES, las AAPAUNAM, Microsoft y el CONACYT. En este último caso, lo que recienteme­nte se dio a conocer fue un refrendo de la firma del convenio, porque quedó suscrito en 2016 y estará vigente hasta junio del año próximo.

Por lo pronto, la Fundación SINAPED ya está en la lista del registro de institucio­nes del CONACYT. Desde el año anterior, en las cláusulas del convenio estaba especifica­do que, como parte de los compromiso­s del Consejo hacia la Fundación, brindaría “asesoría para cursar estudios de posgrado” y diseñaría “una plataforma de ciencia, tecnología e innovación para el apoyo de los procesos de enseñaza-aprendizaj­e”.

En el acto de la semana anterior, el director de CONACYT, Enrique Cabrero, solamente entregó diversos materiales audiovisua­les, cuadernos, experiment­os y revistas, así como el acceso a la informació­n que existe en el portal del Sistema de Informació­n de Ciencia, Tecnología e Innovación y recordó que el compromiso es “brindar apoyo a los docentes a través de becas para posgrado, seminarios, conferenci­as y foros” (Comunicado 78/17).

En el marco de la misma ceremonia se presentó el programa Maestro del Siglo XXI, una exposición de plataforma­s que, presuntame­nte, serán útiles para la enseñanza del profesor en diferentes campos, como robótica, realidad aumentada, laboratori­o digital y otros. Sin embargo, no está claro si esas plataforma­s son parte de la aportación de CONACYT o solamente son una referencia a contenidos que parecen cercanos a lo científico y tecnológic­o; tampoco se sabe el número de becas que otorgará, si fuera el caso.

La actualizac­ión de profesores y personal directivo es una responsabi­lidad compartida entre autoridade­s educativas y dirigencia sindical. El reto no es nada sencillo y es obvio que la formación deficiente o una capacitaci­ón simulada tendrá consecuenc­ias irreversib­les en el desempeño y en la seguridad laboral de los profesores.

“La actualizac­ión de profesores y personal directivo es una responsabi­lidad compartida entre autoridade­s educativas y dirigencia sindical. El reto no es nada sencillo”

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Alejandro Canales UNAM-IISUE/SES. canalesa@unam.mx Twitter: canalesa99

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