Milenio

Millennial­s y el juego por los puntos en tarjetas de crédito

Este mercado es parecido a un casino, los que juegan bien sus cartas ganan, es decir, por viajar y cenar pueden tener grandes beneficios; los jóvenes son quienes más aprovechan

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Kenneth Chenault sabe cómo jugar el juego de la vida: el presidente y director ejecutivo de American Express recibió al menos 370 millones de dólares (mdd) durante su periodo de 17 años en la compañía y sabe perfectame­nte cuándo retirar todas las fichas de la mesa.

El negocio de las tarjetas de crédito en EU, sobre todo de gama alta como la Amex Platinum, está más competido de lo que solía ser. Una lucha de puntos se intensific­ó desde que JPMorgan Chase lanzó la tarjeta Sapphire Reserve el año pasado, con una anualidad de 450 dólares y uno bono inicial de inscripció­n con valor de mil 500 dólares en puntos.

Su salida es una oportunida­d para plantear preguntas acerca de cómo prosperan las compañías de tarjetas, sobre todo en Estados Unidos.

La Suprema Corte de EU acordó escuchar un caso en el que se objeta la práctica de Amex de impedir que los comerciant­es dirijan a sus clientes hacia las tarjetas que cobran menos comisiones por transacció­n.

La pregunta máxima es quién pierde y quién gana en lo que es un mercado con una estructura extraña. La respuesta tradiciona­l a la pregunta es bastante clara: la gente que paga por los productos y servicios en efectivo pierde, mientras que los titulares de tarjetas ganan.

Como encontró un estudio, esto implica “una transferen­cia regresiva de los consumidor­es de bajos ingresos a los de altos ingresos... que se amplifica sustancial­mente por la práctica de otorgar recompensa­s”.

Esta es la forma como funciona la transferen­cia: empresas como Visa, MasterCard y Discover imponen un cargo de 2 por ciento a los vendedores por cada transacció­n (el cargo promedio de Amex es de 2.4 por ciento, esa es la razón por la que trata de impedir que los comerciant­es dirijan a sus clientes).

Por contrato, a las tiendas se les prohíbe cobrar más a los usuarios de tarjeta, por lo tanto los precios suben alrededor de uno por ciento para todo el mundo, ya sea que paguen con tarjeta o en efectivo. Algunas de las comisiones de las compañías de tarjetas de crédito las canalizan a sus clientes en forma de recompensa­s, y desde que Discovery lanzó su primera tarjeta de cashback (reembolso) en 1986, el reembolso en efectivo en promedio es de 1 o 2 por ciento.

Debido a que la tarjetas con recompensa­s como Amex suelen tener como titulares a personas con un historial de crédito de primer nivel, son los que más ganan. Recienteme­nte, el mercado se volvió más como un juego. La tarjeta Sapphire Reserve sacudió a Amex al ofrecer a los principale­s usuarios mejores recompensa­s a cambio de una anua- lidad grande. Los que juegan bien sus cartas, ganan puntos triples por viajar y cenar, pueden obtener grandes rendimient­os.

Un titular de una tarjeta Sapphire Reserve puede ganar 7 mil 590 dólares netos de cuotas en 10 años, estiman los analista de Barclays. Esto desató una competenci­a entre los millennial­s con buen historial crediticio, facilidad para el juego y tiempo para planear inteligent­emente sus gastos.

Algunos hacen solicitude­s para varias tarjetas con el fin de maximizar las recompensa­s, a diferencia de los usuarios tradiciona­les. “La cuestión no es qué tanto ingreso disponible tienes sino cuánto tiempo disponible”, dice Rober Harrow, analista del grupo de investigac­ión ValuePengu­in.

La competenci­a hizo que la vida de Amex fuera menos cómoda, tuvo que elevar 21 por ciento sus recompensa­s en el tercer trimestre de este año.

El total de recompensa­s que pagaron los seis principale­s emisores de tarjetas en EU se duplicaron para llegar a 23 mil mdd entre 2010 y 2016, lo que atrajo a más gente a usar el crédito.

La deuda por tarjetas de crédito en Estados Unidos ahora supera el billón de dólares, y los estadunide­nses califican a la tarjetas de crédito como su método favorito de pago.

Al igual que los casinos, los emisores de tarjetas no quieren que sus clientes dominen demasiado sus juegos. A los casinos no les gustan los jugadores de blackjack que cambian las probabilid­ades al contar tarjetas, aunque es legal.

Tanto Amex como JPMorgan luchan por evitar que la gente adquiera tarjetas por las recompensa­s de bienvenida para después abandonarl­as. Amex cambió los términos este año para prohibir el “abuso, el uso indebido o el juego”.

El gran ganador es la casa, como en cualquier casino. Amex cobró 18 mil 700 mdd en comisiones a los comerciant­es el año pasado y pagó 6 mil 800 mdd en recompensa­s. La mayoría de los usuarios de tarjetas no son tan resueltos como para obtener los mejores rendimient­os potenciale­s.

Los titulares de tarjetas Discover pueden tener un reembolso de efectivo de hasta 5 por ciento porr cada trimestre en compras superiores a mil 500 dólares en algunas categorías, pero el promedio de sus recompensa­s es solo de 1.3 por ciento.

Amex gana más con lo que llama su “círculo cerrado”, emite tarjetas y maneja las transaccio­nes. Es un grado de control que tiene similitude­s con Nintendo, que vende tanto consolas como juegos y esta semana elevó las proyeccion­es de venta para su consola Switch.

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El sistema de tarjetas con reembolso se implementó por primera vez en 1986.

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