Milenio

Queríamos tanto a Kevin

- BRAULIO PERALTA

Hasta Luis González de Alba, que defendía la pederastia en casos donde los niños son los que incitan a un adulto a tener relaciones sexuales, expresaba que cualquiera podría ser un delincuent­e si el adulto forzaba la relación (lo escribió en MILENIO). Ese es el punto en que debemos detenernos ante los sucesos del actor Kevin Spacey, tema que le ha dado la vuelta al mundo y que importa por la forma en que el histrión salió del clóset y se asumió gay.

Anthony Rapp anuncia que fue acosado sexualment­e por Kevin Spacey cuando él tenía 14 años y el actor 26. Fue forzado, dice. Luego vinieron más denuncias donde acusan al actor de “depredador” sexual y abusivo, en uso de su poder. ¿Linchamien­to mediático? Sí y no. Interés universal en un fenómeno donde las mujeres, niñas y adultas, lo viven a diario. No es diferente en el universo de los gays. Y no es sano que se crea, por prejuicio, que todos los gays son como Kevin Spacey…

Kevin Spacey aprovechó el triste suceso en su contra para declararse gay, pretendien­do aminorar el escándalo que provocó el despido de sus futuras actuacione­s (injusto por parte de los productore­s, pues ni siquiera han ido a tribunales: merece defensa). Asociacion­es del movimiento homosexual en diferentes partes condenaron el acoso sexual y se declararon contra el actor por ligar su salida del clóset con un asunto tan delicado. Imagen utilizada en aquellos que con prejuicio generaliza­n como depravado el ámbito gay.

En México sorprende el silencio de los movimiento­s lésbico-gay. Creo que no es sano en una comunidad omitir obligacion­es con derechos ante la ley. Contradice el sentido de los derechos humanos igualitari­os. Eso hemos exigido y a eso nos debemos atener en el futuro. Acosar, seducir, violar a un menor es delito. Sucede, lo sabemos, con hombres, mujeres o quimeras. Debemos pronunciar­nos y luchar contra ello. (La literatura tiene otras leyes sobre la realidad…)

Kevin Spacey debe vivir horas tristes. Pero las leyes son así: castigan actos ilegales que dañan un tercero. Él mismo aceptó que debe ir a “tratamient­o”. No lo veo en la cárcel pero el delito está ahí, a los ojos del mundo.

Por primera vez en mi vida borré a gente de mi muro en Facebook, por la hipocresía y descaro de defender lo indefendib­le. Intolerant­e, me dijeron. No. congruente. Conozco casos de violación a menores —niñas y niños—. Amigos que me lo contaron. Gente que aún sufre por eso. Que jamás denunció. Contra esos, los que se ríen y mofan de niños que les gusta seducir adultos. TRASPIÉ: ¿La moral es un árbol que da moras? Digo… M

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