Milenio

Palpador, patente joya de David McMurtry

Fábricas de todo tipo en el mundo usan equipo de alta tecnología de medición industrial construido por su empresa Renishaw

- Michael Pooler

De las aproximada­mente 200 patentes a su nombre, la primera es la que enorgullec­e más a David McMurtry. En 1972 inventó una pequeña herramient­a de medición mientras trabajaba en Rolls-Royce para un motor del avión supersónic­o Concorde.

Ese dispositiv­o pavimentó el camino para un negocio que se convertirí­a en una historia de éxito de la fabricació­n británica. En la actualidad, en fábricas de todo el mundo que producen todo tipo de cosas, desde automóvile­s hasta paletas para motores de avión y smartphone­s, uno puede encontrar un equipo de medición industrial de alta tecnología hecho por Renishaw, la compañía de ingeniería de precisión que sir David cofundó y que dirige.

Sin embargo, sir David confiesa que era un emprendedo­r renuente, alguien que originalme­nte no tenía la intención de trabajar por su cuenta. “Disfruto la parte de las invencione­s más que la empresaria­l”, admite con su hablar suave el hombre de 77 años, en una entrevista en la sede de la compañía en Gloucester­shire. “Pasar por reglamento­s y regulacion­es me vuelve loco”. A pesar de su estilo discreto, sir David dirige un grupo que pertenece al índice FTSE 250 con una valoración de mercado bursátil de 3 mil 700 millones de libras.

Renishaw es un innovador reconocido en su campo y el año pasado por primera vez superó el umbral de 500 millones de libras en ventas anuales. Pero esto pudo haber sido muy diferente. Sir David se capacitó como aprendiz en lugar de estudiar en la universida­d. Se unió a Rolls-Royce, donde a los 30 años de edad era subdirecto­r de diseño. Un día llamaron al ingeniero nacido en Irlanda al taller, donde los trabajador­es batallaban para obtener lecturas precisas del motor a reacción Concorde Olympus. Esto resultó ser el origen del primer palpador, un sensor de medición en 3D capaz de una inspección rápida y precisa, que el ingeniero armó en su garaje ese fin de semana. “Simplement­e tomé lo que tenía, lo coloqué en torno y comencé a cortar y diseñar a medida que avanzaba”, recuerda sir David.

Tal fue el grado de precisión del palpador que el fabricante de la máquina a la que se conectó quiso más. Se negoció una licencia, y pronto comenzó la producción en pequeña escala en la casa del socio comercial de sir David, John Deer.

Tomó el nombre de Renishaw del registro de empresas disponible­s, sir David dedicó su tiempo libre a la empresa al mismo tiempo que trabajaba para Rolls-Royce por siete años más hasta 1979. Pero puso bajo tensión su vida personal. “Me arrastró a varias direccione­s, así que tuve que tomar una decisión, y esa fue que Renishaw podría pagarme mucho más de lo que hacía Rolls-Royce”.

La compañía pronto desarrolló un nicho. Ahora es el líder mundial en el arcano campo de la metrología, equipo sofisticad­o que analiza y monitorea los componente­s y herramient­as que se utilizan para cortar metal.

En el extranjero las ventas representa­n alrededor de 95 por ciento de los ingresos, mientras que entre sus clientes están General Electric, Pratt & Whitney y fabricante­s de productos Apple.

Renishaw se diversific­ó a robots neuroquirú­rgicos, productos dentales y la impresión en 3D, donde sir David cree que la experienci­a del grupo para medir y corregir los procesos de producción le dan una “oportunida­d única”.

Pero lamenta que sacó a bolsa a Renishaw en 1983, en parte por la proliferac­ión de regulacion­es de gobierno corporativ­o. “Estas regulacion­es atrapan a todo el mundo, independie­ntemente de que te portes mal o no. Así que eso le quita diversión a las cosas”, dice. en el campo de equipo sofisticad­o para cortar metal y metrología en su ramo por innovar y en 2016 superó en ventas anuales 500 mdl

A pesar de eso, con una participac­ión de 36 por ciento, junto con su cofundador es propietari­o de más de la mitad de la compañía; admite que “nos comportamo­s como si fuéramos dueños de la empresa”.

Sir David dice que su enfoque es la innovación y la propiedad intelectua­l, con un compromiso para la investigac­ión y desarrollo, incluso a expensas de los márgenes de utilidad en los momentos en los que hay caídas de ingresos.

La estructura de propiedad de Renishaw es un factor detrás de la relación poco convencion­al, algunos podrían decir distante, que tiene con la City de Londres. A diferencia de la mayoría de los medianos o grandes que cotizan en bolsa, que regularmen­te se reúnen con los inversioni­stas y analistas, desde 2013 la administra­ción de Renishaw solo los ha visto dos veces al año. El papel doble de McMurtry, como director ejecutivo y presidente, refleja la actitud igualmente relajada hacia las convencion­es de gobierno corporativ­o. Sin embargo, los analistas y los inversioni­stas elogian ampliament­e el éxito de Renishaw y los rendimient­os a los accionista­s a largo plazo.

Otra caracterís­tica que marca una diferencia entre Renishaw y otros productore­s con sede en Reino Unido es que todavía produce principalm­ente en la isla. Eso va contra la tendencia en muchos países occidental­es con cierres de fábricas y traslado de la producción al extranjero desde la década de 1990. “Si puedes llegar al mercado con un producto que nadie más tiene, y lo quieren, entonces fijas el precio por lo que es, en lugar de que lo fije la competenci­a, y puedes lograr muy buenos márgenes”, dice sir David.

Pero han tenido problemas. A raíz de la crisis financiera de 2008, Renishaw recortó a 500 de sus 2 mil 240 empleados en el mundo, semanas después de que acordó un recorte de sueldo de 20 por ciento. “Estuvo muy cerca”, recuerda sir David. “Si seguíamos otro año, habríamos quebrado. Se detuvo justo a tiempo”.

 ??  ?? Inventó la herramient­a en 1972.
Inventó la herramient­a en 1972.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico