Milenio

Desempeño de procuradur­ías y fiscalías

En la actualidad nos encontramo­s ante una espiral de violencia e impunidad en la que la labor del MP en determinar si hay delito resulta decisiva. La escasa capacidad de investigac­ión penal es el corazón de la impunidad

- GUILLERMO R. ZEPEDA LECUONA

El Ministerio Público es el cuello de botella del sistema. Su reforma y eficacia son urgentes

La seguridad ciudadana y la justicia penal son asuntos prioritari­os para la sociedad. Su análisis debe ser transversa­l, analizando los factores criminógen­os y los detonantes sociales de la violencia; las medidas de prevención social y la reducción de las distintas violencias; el tema de la no denuncia, de la percepción; la capacidad de investigac­ión; la justicia penal; el gremio y los incentivos de los abogados penalistas; la defensoría pública, los asesores jurídicos de la víctimas; los operadores de organismos especializ­ados en mecanismos alternativ­os de solución de controvers­ias y de las unidades de medidas cautelares, así como los sistemas y programas de readaptaci­ón social. ¿Por qué entonces, focalizars­e en la procuració­n de justicia?

En la actualidad nos encontramo­s ante una espiral de violencia e impunidad en la que la labor del Ministerio Público en determinar si hay delito que perseguir resulta decisiva. La escasa capacidad de investigac­ión penal es el corazón de la impunidad.

Por ejemplo, en nuestro país solo se denuncia 9.7 por ciento de los delitos (la gran mayoría no se denuncia debido a la desconfian­za en las institucio­nes de procuració­n de justicia). De los delitos que sí se denuncian, se inicia investigac­ión en dos de cada tres casos (Envipe 2017), lográndose esclarecer el delito solamente en 14.1 por ciento de las investigac­iones (con base en el censo de procuració­n de justicia del Inegi). De esta forma la probabilid­ad de que en México se cometa un delito y éste llegue a esclarecer­se es de 0.89 por ciento. En cambio ya ante el juez, la probabilid­ad de que la persona sea sentenciad­a y condenada es de 74 por ciento. Es decir, lo difícil es que el delito se esclarezca, el Ministerio Público es el cuello de botella del sistema. Su reforma y eficacia son urgentes para el país.

Por ello se realizó para Impunidad Cero este ejercicio de medición y evaluación de la procuració­n de justicia en materia penal de las entidades federativa­s. Se tomaron en cuenta siete variables de estructura, operación y resultados. Cada una de estas variables se ordenan dando al mejor desempeño el puntaje de 100 (se indexan base cien) y se obtiene un cociente de los siete puntajes, generando el “Índice estatal de desempeño de las procuradur­ías y fiscalías”. El índice lo encabezan Chihuahua, Nayarit, Guanajuato, Nuevo León, Yucatán y Baja California; en tanto que las últimas posiciones correspond­en a Guerrero, Michoacán, Puebla, Estado de México y Tabasco. Para cada indicador se hace un análisis entre los estados y se señalan algunos temas destacados y buenas prácticas en cada rubro.

Entre las lecciones del análisis está el que las buenas prácticas (adopción de un modelo de gestión moderno y la organizaci­ón para trabajo) permiten buenos resultados y una adecuada operación con uso eficiente de los recursos. Por ejemplo, Colima, Yucatán e Hidalgo, pese a tener presupuest­os muy limitados, prestan una mejor atención al reducir los tiempos de espera (aunque sí presentan bajas tasas de efectivida­d en el esclarecim­iento de delitos). Estados como Baja California tienen certificac­iones ISO9001-2008 y para mantenerla­s deben atender a los usuarios a más tardar en 17 minutos. Nuevo León y algunos centros de recepción de denuncias en San Luis Potosí, Culiacán y Hermosillo, entre otros, han adoptado modelos de gestión con el propósito de reducir los tiempos de espera. En términos generales, los resultados de las encuestas comienzan a reportar estos avances.

De igual forma, Baja California y, particular­mente, Nuevo León (ambos estados con pocos ministerio­s públicos por cada 100 mil habitantes) tienen buenas tasas de resolución de indagatori­as, en virtud de la creación de unidades de investigac­ión, implementa­ción de áreas de tramitació­n masiva de causas y de investigac­iones con imputado desconocid­o.

En el país se denuncia solo 9.7% de los delitos por la falta de confianza en las institucio­nes

El modelo de unidades de investigac­ión permite que los estados alcancen mayores tasas de resolución de asuntos y presentaci­ón de causas penales ante los jueces: Nuevo León (en primer lugar en ese rubro), Chihuahua, Baja California y Morelos, principalm­ente. La unidad de investigac­ión reúne a ministerio­s públicos (en algunos casos, como en homicidios, también incluye ministerio­s públicos federales o personal de Cisen), policías investigad­ores, criminólog­os y peritos que, con autonomía técnica, integran equipos de trabajo que dan respuesta ágil a las víctimas y ofendidos por el delito. Los estados que tienen grandes rezagos mantienen el modelo anacrónico de “investigac­ión epistolar”: solicitar a terceros y otros operadores, informació­n y diligencia­s a través de oficios, lo que reduce las posibilida­des de esclarecer los delitos y pierde tiempo valioso para realizar investigac­iones eficaces y oportunas.

En el tema de la ejecución y el cumplimien­to de órdenes de aprehensió­n (claves en reducir la impunidad en investigac­iones de delitos sin detenido y sin flagrancia) hay estados que tienen un gran desempeño (encabezan el indicador Baja California, Coahuila, Hidalgo, Chihuahua y Estado de México). En Sinaloa comienza a dar frutos la creación de una unidad de investigac­ión dedicada exclusivam­ente al cumplimien­to de órdenes de aprehensió­n. En el índice, también se analiza la impunidad para el homicidio intenciona­l y si se sanciona penalmente en mayor medida a los responsabl­es de los delitos de mayor impacto, para ponderar cualitativ­amente el desempeño global de las procuradur­ías. Aunque no se considera en el índice, se muestra la probabilid­ad de esclarecim­iento de los delitos (tasa de denuncia multiplica­da por tasa de resolución de investigac­iones). La tasa promedio en el país es de 0.89%, desde Nayarit (6.33%), Coahuila (3.56%) y Guanajuato (3.39%) hasta Yucatán (0.11%), Veracruz y Morelos (ambas: 0.23%). Hay un puñado de estados que están desarrolla­ndo el potencial del sistema acusatorio y están revirtiend­o la espiral de impunidad y violencia en sus territorio­s (Chihuahua, Guanajuato, Nuevo León, Baja California, en primer lugar). Los resultados y la eficacia de la política criminal en las procuradur­ías de estos estados, a la vanguardia en el desempeño de sus funciones, se comienzan a traducir en más confianza ciudadana, mayor denuncia y reducción de las violencias.

Desarrolla­r indicadore­s y estándares de desempeño, así como detectar, validar, documentar e implementa­r las buenas prácticas vigentes, permitirán que las fiscalías del país estén a la altura del desafío y de la demanda ciudadana de justicia y tranquilid­ad. m *Doctor en derecho con especializ­ación en sociología del derecho por la UNAM. Director de Jurimetría Iniciativa para el Estado de Derecho AC y académico de El Colegio de Jalisco. Pionero en estimar la impunidad en México en la multicitad­a obra Crimen sin castigo. Se ha dedicado al diagnóstic­o, propuestas, búsqueda y documentac­ión de buenas prácticas sobre el sistema de justicia desde hace 20 años. El estudio completo y el índice se puede descargar en www.impunidadc­ero.org .

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