Frente Ciudadano: ¿arraigados y al cochambre?
La presencia de ciertos integrantes del Frente Ciudadano por México delatan que su alianza política es para conservar el poder, más que para transformar su ejercicio. Circula ya el anuncio de que en la contienda por Ciudad de México están dispuestos a ir de la mano, nada más y nada menos que con el Partido Verde.
Estas decisiones abonan a la interpretación de quienes ven en estos grupos políticos una masa amorfa en la que resulta indistinguible la trayectoria política. A la cúpula del frente parece tenerle sin cuidado las prácticas con las que compiten, las posturas legislativas o la forma en la que han gobernado sus potenciales aliados cuando han tenido bajo su mando alguna entidad federativa. Una vez juntos están revueltos.
Para quienes valoran la democracia de lonches y el gobierno de tandas, es fácil suponer que el porvenir político depende más de las promesas que de las acciones. Quizá por ello el cálculo de sumar aliados con esa trayectoria antidemocrática sea para la cúpula del frente una buena opción. Los probados delitos electorales del Verde ameritaban que le quitaran el registro. Pero solo le representaron la dispensa del TEPJF y la ignominia del INE, así que, con un par de multas pagadas con recursos públicos, sigue vivito, coleando y oxigenando al PRI.
¿El frente se olvidará también de que el Partido Verde ha sido un aliado estratégico del PRI? Aunque en el discurso insistan en que el PRI es ahora su indudable oponente, todo puede suceder.
Por lo visto, la corrupción y la cercanía de sus aliados con el PRI no es un elemento para quedar fuera del frente. Era de esperarse, si tienen en su mesa una silla asignada para Rafael Moreno Valle, pueden permitirse cualquier cosa. Quizá con los “votos” y “recursos” que promete, pueden olvidarse de que el ex gobernador de Puebla promovió la ley bala con la que se asesina a inocentes en manifestaciones pacíficas. También podrán evadir que endeudó al estado; comprometió recursos públicos por 50 años y los dejó, según reportó Reforma, en manos de un fideicomiso para Evercore, empresa de la que es propietario el priista Pedro Aspe. Dos pruebas de fuego o de higiene… Si para quedarse en el poder creen que no pueden renunciar a sumar a quienes encabezan lo que aseguran combatir, van por mal camino. Si el frente tiene una disposición auténtica para hacer política digna, lo demostraría desde ahora en aquellos espacios donde gobiernan y legislan. Y, sin duda, tendría que segregar tajantemente a quienes tienen una trayectoria de inmundicia probada. M