Milenio

Convocator­ia a modo, fiscal electoral a modo

- MIGUEL BARBOSA Senador de la República

Ayer la sesión plenaria del Senado se suspendió por falta de quórum. Esto ocurrió cuando se votaba, mediante tablero electrónic­o, la convocator­ia para elegir al nuevo titular de la Fepade. Se registraro­n 60 votos, 57 a favor y tres abstencion­es. Si nada extraordin­ario ocurre, este tema concluirá el próximo martes 14 de noviembre y el Senado aprobará la convocator­ia para la elección del fiscal electoral, que sustituirá a Santiago Nieto Castillo, cuyo resultado final será la designació­n de un titular de la Fepade, que tendría como misión principal facilitar la estrategia electoral al gobierno federal, al PRI y a sus aliados.

La convocator­ia que el Senado pretende aprobar está muy lejos de fortalecer a la Fepade o de garantizar la adecuada y expedita procuració­n de justicia electoral. Con esta convocator­ia, tal parece que los mapaches electorale­s, los operadores políticos, los gobernador­es, los servidores públicos corruptos, esos que desvían enormes cantidades de recursos y reparten tarjetas de todos los colores, tendrían las manos libres para actuar a sus anchas en las elecciones del próximo año.

Ante la remoción de Santiago Nieto, el Senado de la República tenía la oportunida­d de mandar un mensaje de responsabi­lidad y certeza a la Nación. Primero, ejerciendo exhaustiva­mente sus facultades de objeción a dicha remoción y, segundo, aprobando un proceso de elección transparen­te del nuevo fiscal, y como lo hemos denominado, de apertura total a la sociedad. Ninguna de las dos cosas ocurrió. El Senado no ha emitido su posición respecto a la actuación del encargado de despacho de la PGR en la remoción de Santiago Nieto y pretende aprobar una convocator­ia que deja amplias lagunas para la opacidad y los arreglos políticos.

Con la misma fiereza que caminamos los primeros días, después de la remoción de Santiago Nieto, deberíamos caminar para poder elegir un fiscal electoral que sea autónomo e independie­nte. Debemos tener claro que el régimen de nombramien­tos en las Cámaras del Congreso de la Unión no satisface a la sociedad, no hay confianza en las designacio­nes y en el régimen que la propia Constituci­ón establece para hacer esos nombramien­tos. ¿Acaso hay confianza en los nombramien­tos que salen desde el Senado de la República, desde la Cámara de Diputados o desde cualquier otro órgano con competenci­a para ello? La respuesta es sencilla: no la hay.

La convocator­ia que se estaba votando debió haber sido otra: una que incluyera procedimie­ntos de apertura completa a la sociedad. Pero eso no ocurrió, lo que prevaleció fue un acuerdo entre los grupos parlamenta­rios, perfectame­nte válidos, perfectame­nte legítimos, pero que no satisfacen a la ciudadanía.

La convocator­ia que pretenden aprobar y que normaría el proceso, no garantiza una revisión exhaustiva y meticulosa de las propuestas que se presenten, es poco transparen­te, la sociedad solo participa tangencial­mente y abre el espacio para un simple reparto entre los grupos parlamenta­rios. Observo que el siguiente acuerdo será el de aprobar la Ley de la Fiscalía General de la República, para hacer la transforma­ción de Procuradur­ía a Fiscalía, y poner en marcha el procedimie­nto que el artículo 102 constituci­onal prevé.

Al final del día, la forma y el fondo de lo que significó la remoción del anterior fiscal electoral y el nombramien­to de uno nuevo deja en evidencia que Morena y el PT son la única oposición real; el resto de las fuerzas políticas, que al principio se opusieron, estaban motivadas por su exclusión del acuerdo, cuando esto se logró, permitiero­n la transgresi­ón del proceso legislativ­o de objeción y apoyan la aprobación de esta convocator­ia para la elección de un fiscal a modo. Los hechos hablan por sí solos. M

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