Milenio

¿Qué quieren las ONG?

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No conozco un solo caso donde una organizaci­ón no gubernamen­tal haya verdaderam­ente retribuido, compensado o, por lo menos, aligerado la carga de una víctima del Estado mexicano.

Estas organizaci­ones solamente buscan recursos económicos para su peculio; sus líderes buscan convertirs­e en los grandes “salvadores” sociales y mediáticos de las atrocidade­s que cometen, por ejemplo, soldados y marinos.

Un estudio presentado por WOLA, organizaci­ón dedicada a la protección de derechos humanos en América —extrañamen­te con sede en Washington—, denuncia que la PGR no tiene la “voluntad” de investigar abusos de militares.

Básicament­e el estudio encuentra falta de voluntad política por parte de la PGR para hacer valer el estado de derecho sobre los militares; sin embargo, el estudio es somero, ya que desconoce toda la cooperació­n que en ese sentido ofrecen tanto Sedena como Semar hacia la autoridad civil. La razón es que entre las filas castrenses no hay lugar para criminales, ya que, al haberlo, contaminar­ían totalmente a muchos efectivos.

El estudio afirma que todas las investigac­iones de la PGR contra soldados y marinos por violación a derechos humanos están sin resolverse. Lo que desconoce WOLA es que la relación entre denuncias y recomendac­iones por parte de la CNDH hacia las fuerzas armadas es menor a 1 por ciento, es decir, de las más de 130 mil denuncias en los últimos 10 años, menos de 100 se han vuelto recomendac­ión. Desconoce también que, del 100% de las denuncias, 60% no se ratifica; 30% presenta informació­n falsa y el 10 restante es difícil comprobarl­o debido a las pruebas que presentan las supuestas víctimas.

Insiste el estudio en que tres acciones relacionad­as con militares han impedido las investigac­iones por parte de PGR. WOLA no sabe que siempre es la justicia militar la que pone a disposició­n de la justicia civil a los militares que cometen delitos, recordemos Tlatlaya, Tierra Blanca o bien Ajuchitlán del Progreso.

La justicia militar pone a disposició­n de la civil no solamente a las tropas, también a los superiores jerárquico­s, ya sean militares o navales, involucrad­os en algún delito de carácter civil.

Todos los acusados declaran ante la justicia civil, aun y con el riesgo de que la contrapart­e son criminales peligrosos.

Los mexicanos confían plenamente en sus fuerzas armadas.

Los mexicanos están hasta la madre de los criminales; ellos son los verdaderos violadores de derechos humanos.

Ellos son quienes desaparece­n gente. M

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JUAN IBARROLA jibarrolal­s@hotmail.com @elibarrola

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