Simulación
La simulación es la tara mayor del sistema. Está asentado en un modelo social, político, económico, cultural e histórico de un capitalismo “a la mexicana”. Este “modelo” genera una gran desigualdad, una inmensa pobreza, una gran corrupción, una violencia criminal y de todo tipo, que tiene al país en una decadencia de mucho tiempo.
En todo el planeta prevalece un sistema conocido como capitalismo, que ha construido un creciente proceso de enriquecimiento de un pequeño grupo de capitales, que operan cada vez más por medio de un complicado sistema de dominación financiera que ha aumentado el fenómeno de precarización de las condiciones de vida de la inmensa mayoría de los más de 7 mil millones de habitantes y que han causado un deterioro ambiental que pone en riesgo la existencia misma del planeta.
Todo lo anterior es una realidad que casi es imposible negar. Pero solamente enunciarla y colocarla como telón de fondo ante cada situación y en cualquier lugar, suele convertirse en una fórmula doctrinaria y vacía.
En México se requiere precisar cuál es la clave, la llave o el eslabón más débil de la cadena para emprender un camino que culmine con un cambio viable y al mismo tiempo radical.
Si nos atuviéramos a la demagogia cotidiana de todos los integrantes de la casta dominante, que gritan todo el tiempo “al ladrón al ladrón”, viviríamos en un país extraordinario, dueño de una lucidez única.
La realidad es que el gran invento mexicano para sostener a un modelo en decadencia, sin que se produzca un estallido social, ha sido la simulación.
Los integrantes de todos los poderes políticos, económicos, financieros, culturales, ideológicos y de cualquier otro tipo simulan representar precisamente lo contrario de lo que son.
El Estado en todos sus niveles y en todas sus estructuras es un inmenso aparato ineficaz, invadido de un cáncer que lo hace prácticamente generador de toda la decadencia. Es una simulación.
Los poderes fácticos operan también mediante la simulación.
Todas las supuestas oposiciones son parte del sistema y actúan mediante la máscara de la gran simulación. Millonarios redentores. Son más de lo mismo.
Los simuladores están en todos los aparatos políticos y las élites. M