Puro héroe de la clase trabajadora
Aaquellos seres bajos y despreciables, abismos de porquería e inferioridad que clonaron las tarjetas en las que tenían depositados los recursos de los damnificados con los que iban a reconstruir sus hogares, no les deseo nada malo, solo que la Seido como haiga Seido se meta en sus cajas de seguridad y los traigan a la vuelta y vuelta en una vieja técnica de la KGB soviética. O que sean condenados a que el bonito y coqueto equipo femenino del PRI en el Congreso les grite por toda la eternidad el elegante “¡Eeeh puuutooo!”, como hicieron durante la aprobación del presupuesto donde demostraron su generosidad al ofrecer 18 mil millones de pesos para la reconstrucción, cuando se necesitan por lo menos 60 mil mdp para comenzar. No, si cuando dan los choznos de don Plutarco, dan a manos llenas.
A esta gente siniestra que le da por clonar las tarjetas de los más necesitados, de veras que no les deseo nada malo como que sean acosados por Harvey Weinstein y Kevin Spacey mientras Louis C. K. se masturba frente a ellos por los siglos de los siglos, amén; no, me conformo con que tengan que lidiar con las autoridades de la SEP que atinadamente dirige el Nuño Artillero, que afirman sin titubear que solo hay 28 mil alumnos sin clases, cuando la Secretaría de Educación de CdMx ha dicho que en realidad son 60 mil. Ahí sí ya no se sabe qué es peor, si esto o que el gobierno en todos sus niveles tenga la delicadeza de seguir orillando a los damnificados a tomar calles y avenidas para llamar su atención.
Lo interesante es que de inmediato aparecen personajes mediáticos para criticar a las víctimas por manifestarse. Ahí tenemos al admirable monero del periódico Reforma, Calderón, que los señaló y criticó como si hubieran mandado al diablo a las instituciones, cuando estas instituciones obligadas por ley a apoyarlos los han arrojado a la indigencia.
Como él ya debe haber recibido el apoyo de sus poderosos amigos, no ve ni oye el pesar de los otros damnificados que no son VIP.
Ninguno de los que pasan noches en vela frente a sus edificios derrotados, viendo solo los mendrugos de las autoridades (¿de veras unos créditos leoninos como de agiotista de película Pepe El Toro son la solución, además de las tandas?) cerrarían avenidas si tuvieran verdaderos apoyos.
Gente sensible como el señor Carstens que antes de irse a un mundo mejor dejó una advertencia: hay que tener prudencia con el alza del salario mínimo.
Un héroe más de la clase trabajadora. M