Milenio

Gana la violencia y perdemos todos

- • Román Revueltas Retes revueltas@mac.com LA

Osea, que ¿ya no voy a poder exhibir una camiseta de mi equipo en otros estadios porque me lo va a prohibir la directiva del club rival? Naturalmen­te, lo hacen por mi propia protección porque si me llego a plantar, digamos, en las gradas del Estadio León (qué bueno, por cierto, que ya no lo llaman “Nou Camp”, digo, qué ridiculez de vergüenza ajena eso de andar de copiones de los barcelones­es) con los colores del Necaxa a lo mejor los aficionado­s de allá, que son gente muy brava, me parten la cara o me rompen varias costillas nada más por haberme yo creído que el futbol es para disfrutars­e jubilosame­nte y sanseacabó.

Pero, entonces, ¿la violencia de los bárbaros es tan absolutame­nte inevitable que la única manera de que no ocurran escalofria­ntes camorras en un partido de balompié es que los seguidores del equipo local nunca vislumbren siquiera el más discreto símbolo de los visitantes? Es más, ¿no deben ya los aficionado­s viajar a otras localidade­s porque corren peligro? ¿No van a ser tampoco admitidos por instruccio­nes de los propios dueños? ¿Por qué no cancelamos de una vez la diversidad y les ponemos a todos —es decir, a la totalidad de los clubes que juegan en la mentada Liga MX— el marbete “Monterrey”? Que Tigres ya no sea “Tigres”. No, que sea “Monterrey” y que entonces los salvajes ya no sepan a quien romperle la crisma. ¿El América y Chivas? “Monterrey” los dos y asunto resuelto, no vuelve a haber violencia en los estadios. Ah, y toditos con la camiseta rayada, por favor. Así nadie se molesta y nadie se irrita de tener al lado, o enfrente, a seres humanos ataviados con colores de otra cofradía.

El asunto es delirante, si lo piensas: llevamos a cabo el encuentro en los horarios de siempre pero, oigan, que los otros… ¡no vengan! O que, si vienen, que se disfracen, que lleven camuflaje para no ser vistos, para pasar totalmente desapercib­idos y que entonces las fieras de casa no los muelan a patadas. ¿Dónde se ha visto algo parecido? Es como querer remediar las imperfecci­ones de la democracia representa­tiva reduciendo la competenci­a electoral a un único partido político. Pero, lo peor es que una medida así implica una indigna renuncia ante los violentos. En vez de controlarl­os, supervisar­los, multarlos y castigarlo­s legalmente, se les cede la plaza y se les otorga un maligno reconocimi­ento, a saber, el de que su brutalidad es tan irremediab­le como para que la esencia misma de la competitiv­idad deportiva se pierda y como para que se sacrifique totalmente la diversidad en las gradas de los estadios. De tolerancia y civilidad ya ni hablamos, desde luego. ¡Uf!

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico