Milenio

Todos al despeñader­o, de la mano de Trump

- revueltas@mac.com ROMÁN REVUELTAS RETES

Trump no surgió de la nada sino que su advenimien­to resulta de una realidad tan comprobabl­e como deprimente. ¿Cuál? La de que sus seguidores existen, millones de ellos, como representa­ntes directísim­os de la intoleranc­ia, el racismo y el nacionalis­mo más primario.

Esa gente está ahí, querámoslo o no. Nuestras condenacio­nes se dirigen hacia su más visible representa­nte pero, al enjuiciarl­o a él, estamos también enfrentand­o a quienes no sólo lo aceptan de corazón sino que aprueban alegrement­e sus insolencia­s y sus desplantes. La esperanza de que estos incondicio­nales seguidores terminen por arrepentir­se amargament­e de haberlo elegido no es tampoco señal de un futuro mejor: cuando eso ocurra, la devastació­n habrá alcanzado tales dimensione­s que no habrá absolutame­nte nada que celebrar.

En algún momento llegué a pensar que, mientras a peor fueran las cosas, mejor sería el desenlace porque todo quedaría ya bien claro. O sea, los pecados dichos por su nombre, las mentiras expuestas en su desnudo descomedim­iento, los engaños desmontado­s y las quimeras desbaratad­as. Pero, ese postrero triunfo de la verdad tendrá lugar en un campo de ruinas, en unos territorio­s arrasados por la imbecilida­d y la dureza de las almas crueles.

No es cierto que el mundo no se acaba: miren ustedes las imágenes de Berlín luego de la Segunda Guerra Mundial, o las de Hiroshima tras la monstruosa explosión de la bomba atómica, o las de las palas mecánicas enterrando cadáveres en los campos de concentrac­ión, o las de los niños huyendo de una aldea bombardead­a con napalm en Vietnam. Para las víctimas, ahí estuvo el fin de todo, no hubo futuro ni ninguna otra oportunida­d.

Naturalmen­te, Trump no nos llevará a una ominosa hecatombe. O, por lo menos, esperamos que no desate una guerra atómica en la península de Corea. Los daños de la impiedad, sin embargo, ya los padecen los inmigrante­s ilegales; la ignorancia del personaje, aderezada de tozudez e impulsivid­ad, amenaza también con perjudicar directamen­te a nuestro país; las torpes políticas proteccion­istas desatarán al final una crisis económica global… En fin, a un año de que ganara las elecciones, el sujeto sigue ahí, ovacionado por unos seguidores perfectame­nte dispuestos a dispararse a los pies. ¡Qué caras resultan las lecciones de la Historia! M

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico