La revuelta populista de Trump
Alos nuevos datos sobre la aprobación presidencial en Estados Unidos, que colocan a Trump en uno de los niveles más bajos en décadas, siguieron las derrotas republicanas de las elecciones en Virginia y Nueva Jersey.
Pero estas noticias, sin duda malas para el presidente, no significan un rechazo masivo al “trumpismo” como se ha planteado en algunos medios de ese país. Las encuestas nunca han favorecido a Trump y en el reciente triunfo de los demócratas jugaron factores locales que muy poco tienen que ver con él.
Como ocurrió en la campaña, muchos analistas tienden a desestimar que detrás de Trump existe un movimiento que, con o sin él, seguirá influyendo en la política norteamericana. Los demócratas podrían recuperarse el próximo año y quizá Trump no se reelija, pero las fuerzas que lo encumbraron están ahí y seguirán encontrando cauces de expresión.
La visión de este sector es plasmada nítidamente en el libro Billionaires at the barricades, de Laura Ingraham, una de las principales proponentes del populismo nacionalista. Según esta interpretación, después de Ronald Reagan, las élites de uno y otro partido “prendieron fuego a la olla de presión del populismo con políticas desastrosas que enriquecieron a unos cuantos y sacrificaron a millones ante el altar de la globalización”.
Para Ingraham, desde George H. Bush hasta Obama, los presidentes promovieron el libre comercio a expensas de la manufactura local, ignoraron la migración y jugaron al policía del mundo. Al prolongado abandono del little guy, se sumaron la crisis financiera de 2008, las medidas de rescate que agudizaron la desigualdad y, después, las políticas de Obama.
Primero surgió el Tea Party y luego Trump, quien no fue el único que enarboló una agenda contra la migración y el libre comercio, pero sí el más ferviente exponente de una revuelta populista que sacudió a las élites políticas en ese país.
Así, mientras los agravios persistan, esa revuelta continuará sumando adeptos, con o sin Trump. Y desde cualquier ángulo que se vea, esa es una muy mala noticia para México. M