Poesía e internacionalismo conviven en mí: Irene Selser
“Frente a los tiempos atroces que vive el mundo, las palabras no alcanzan para nombrar el desastre”, dice la editora de MILENIO
La poesía es forma y es fondo, ¿cómo definirías las preocupaciones que tienes como poeta? En mi caso me preocupa mucho la musicalidad, como lo he aprendido de tres grandes poetas mexicanos, Francisco Hernández, Pura López Colomé y Adolfo Castañón y también de Juan Gelman, admirados amigos y maestros. Ellos insisten mucho en la musicalidad y también en la economía de palabras. “Menos es más”, dice siempre Pura López. En cuanto al fondo, sigo las enseñanzas del gran pintor ruso-francés Marc Chagall cuando decía “trata de que tu obra no quede recubierta de espuma” para llegar al corazón de los demás. ¿Qué es para ti la identidad? Tres patrias, tres modos culturales, “...he podido incorporar en mí muchas identidades, lo cual me ha enriquecido como ser humano” tres pertenencias... Gracias a mi condición de expatriada por la dictadura militar de 1976, he podido incorporar en mí muchas identidades, lo cual me ha enriquecido como ser humano. Hay quienes encuentran en la palabra poética la mejor herramienta para entender al otro. A ti, ¿de qué te ha servido? Me siento más cerca de los otros, además de que como editora de la noticia internacional estoy inmersa todos los días en lo que pasa más allá de mi puerta. Ambos mundos, el de la poesía y de la política internacional, conviven en mí como dos fuentes de vida. Parece que te ha ayudado a entenderte a ti misma... Sí, al menos me ha permitido reflexionar acerca de la identidad, las patrias, la pertenencia... Como digo en el poema que da inicio al libro, “la patria es una imagen, / la representación de un espejismo/ que bien puede ser una desgracia”. ¿Cómo hacer poesía en los tiempos que vivimos? Hoy por hoy, si no escribiera poesía y también cuentos para niños, que es otra vertiente de mi escritura, creo que moriría. Si bien se llama el poemario Sur, silencio, lo que menos quieren tus palabras es guardar silencio... Como decía Sor Juana -cuyas palabras rescato en el epígrafe de mi libro- “el callar no es no haber qué decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir”. Frente a los tiempos atroces que vive el mundo, las palabras no alcanzan para nombrar el desastre. La poesía, ¿de qué manera te ayuda a comprender al mundo? Más que comprenderlo, me ayuda a conjurarlo, a compartir el dolor que me causa esa realidad y pensar en cómo la poesía puede contribuir a tener un mundo más solidario y amable. m