TAWAYRA CANTA MÚSICA DE LAS AMÉRICAS
Apartir de dos vocablos prehispánicos sudamericanos: tawa, que significa cuatro, y waryra, que se refiere al viento, el sexteto vocal formado por Douglas Tarnawieki en 2008 fue bautizado como Tawayra (el número cuatro hace referencia a las cuatro clasificaciones de la voz humana). Como parte del proyecto denominado Música Vocal de las Américas, Tawayra acaba de lanzar su disco Feelin’ Guacamaya.
El ensamble vocal tiene el propósito de hacer frente a lo que su director denomina “el imperialismo cultural”, que prácticamente no toma en cuenta aquella música que no tenga que ver con las modas y los grandes éxitos. “En México esto es más constreñido por la cercanía con Estados Unidos, por lo que no se le da salida a una música que no tiene interés económico muy específico”, dice el también pianista y compositor.
En su intento por dar a conocer la riqueza cultural de los pueblos originarios, Feelin’ Guacamaya contiene canciones como “Tonada de luna llena”, de Simón Díaz, autor de “Caballo viejo”; “Java Jive”, una pieza de jazz de los años 40 del siglo pasado; “Mambo”, de Leonard Bernstein, y “El cuarto de Tula”, de Sergio Siaba. También incluye “Ojalá que llueva café”, de Juan Luis Guerra; “Oye cómo va”, de Tito Puente, y tres sones del Bajío: “El tecolote”, “El gavilán” y “El cascabel”. Además de cantar, los intérpretes recrean las instrumentaciones con las voces, lo que le da al sonido un sabor muy especial.
En referencia al nombre del disco, el pianista, compositor y director coral peruano radicado en México desde hace muchos años, dice que “América va desde los esquimales hasta Tierra de Fuego, y aunque en el norte no hay guacamayas, pensamos que esta ave sí es muy americana, inclusive la hay en la zona de Florida y, obviamente, en México, Centroamérica y Sudamérica. En cuanto a la palabra feelin, sentimiento, es una palabra muy asociada a la música”.
En sus arreglos, Douglas Tarnawieki respeta al máximo las canciones originales: “Obviamente hice una traducción a voces, incluso de los sonidos de los instrumentos, respetando el sentimiento original de esta música. Todas las instrumentaciones son hechas a voces. Por ejemplo, en la pieza de Simón Díaz, una voz hace la melodía y el resto cantamos lo equivalente a la guitarra, el bajo y las trompetas”.
El investigador Aurelio Tello ha destacado Feelin’ Guacamaya como un disco “singular y disfrutable”, en el que se dan cita “enjundiosos sones, quimbosas sambas, cálidos meneos tropicales, nostálgicas zambas, canciones que vibran al pulso del corazón”. m