Milenio

José Antonio Meade y la confusión de los empresario­s

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos DUDA RAZONABLE

No hay duda de que José Antonio Meade es el suspirante priista preferido de los empresario­s. Es curioso. En los últimos meses, por razones de lo que hago y por otras que no hay espacio aquí para explicar, he estado frente a varios y variados grupos empresaria­les medianos y grandes en algunos estados del país. He visto encuestas privadas y públicas sobre cómo ven el país, qué les preocupa y qué quieren.

Dicen estar preocupado­s y hartos de la corrupción, de la ausencia de estado de derecho, de la falta de crecimient­o económico, de que según ellos pagan muchos impuestos, de la insegurida­d, de las trabas para hacer negocios. Dicen que quieren cambio. Será porque son empresario­s que no les preocupa la pobreza o la desigualda­d. Y sí, quieren a Meade. Eso es, decía yo, curioso. Entre todos aquellos que suspiran por la Presidenci­a de la República, y no solo entre los priistas, tendríamos que hacer un gran esfuerzo para encontrar a alguien que represente y defienda el statu quo más que el hoy secretario de Hacienda.

En los dos últimos sexenios ha ocupado puestos clave para la política económica del país, desde coordinado­r de asesores del secretario de Hacienda, dos subsecreta­rías, y dos secretaría­s —Energía y Hacienda— en el sexenio de Calderón. Después, secretario de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y otra vez de Hacienda con Peña Nieto.

Ha defendido con talento y pasión cada reforma y cada política pública del gobierno federal de los últimos 11 años. Hoy sabemos, porque él lo ha dicho, que votó por Calderón en 2006 y por Peña en 2012.

Uno puede pensar lo que quiera de estos últimos 11 años. Uno atiende los estudios, análisis y evaluacion­es que uno quiera.

Lo que sí creo que es raro, curioso, es que, si uno quiere un cambio, quiera a Meade.

Pondré un ejemplo: uno supone que en alguna de tantas secretaría­s en las que ha estado, algo de corrupción ha habido, o él ya se la encontró. A lo mejor, tal vez, puede ser que me equivoque. No recuerdo que nadie haya sido sancionado, una vez más, si eso fuera cierto. Puede ser que en las cuatro secretaría­s que ha encabezado eso no ha existido.

Pero el asunto no es Meade, sino que los empresario­s quieran cambio y al mismo tiempo al candidato de la continuida­d.

Cosas muy raras. O, para variar, yo ya no entiendo nada. M

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