José Antonio Meade y la confusión de los empresarios
No hay duda de que José Antonio Meade es el suspirante priista preferido de los empresarios. Es curioso. En los últimos meses, por razones de lo que hago y por otras que no hay espacio aquí para explicar, he estado frente a varios y variados grupos empresariales medianos y grandes en algunos estados del país. He visto encuestas privadas y públicas sobre cómo ven el país, qué les preocupa y qué quieren.
Dicen estar preocupados y hartos de la corrupción, de la ausencia de estado de derecho, de la falta de crecimiento económico, de que según ellos pagan muchos impuestos, de la inseguridad, de las trabas para hacer negocios. Dicen que quieren cambio. Será porque son empresarios que no les preocupa la pobreza o la desigualdad. Y sí, quieren a Meade. Eso es, decía yo, curioso. Entre todos aquellos que suspiran por la Presidencia de la República, y no solo entre los priistas, tendríamos que hacer un gran esfuerzo para encontrar a alguien que represente y defienda el statu quo más que el hoy secretario de Hacienda.
En los dos últimos sexenios ha ocupado puestos clave para la política económica del país, desde coordinador de asesores del secretario de Hacienda, dos subsecretarías, y dos secretarías —Energía y Hacienda— en el sexenio de Calderón. Después, secretario de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y otra vez de Hacienda con Peña Nieto.
Ha defendido con talento y pasión cada reforma y cada política pública del gobierno federal de los últimos 11 años. Hoy sabemos, porque él lo ha dicho, que votó por Calderón en 2006 y por Peña en 2012.
Uno puede pensar lo que quiera de estos últimos 11 años. Uno atiende los estudios, análisis y evaluaciones que uno quiera.
Lo que sí creo que es raro, curioso, es que, si uno quiere un cambio, quiera a Meade.
Pondré un ejemplo: uno supone que en alguna de tantas secretarías en las que ha estado, algo de corrupción ha habido, o él ya se la encontró. A lo mejor, tal vez, puede ser que me equivoque. No recuerdo que nadie haya sido sancionado, una vez más, si eso fuera cierto. Puede ser que en las cuatro secretarías que ha encabezado eso no ha existido.
Pero el asunto no es Meade, sino que los empresarios quieran cambio y al mismo tiempo al candidato de la continuidad.
Cosas muy raras. O, para variar, yo ya no entiendo nada. M