El Aprendiz se enreda con el TLC
La quinta ronda de renegociaciones se enmarcó por las propuestas del gobierno de Estados Unidos de establecer 85 por ciento de contenido de origen en los automotores y someter el acuerdo a revisión cada cinco años.
Llama la atención la sinrazón de estirar la liga, pues los argumentos de los funcionarios estadunidenses lejos están de representar los genuinos intereses ni mucho menos una postura generalizada de los sectores productivos, quienes son los actores esenciales de dicho instrumento…
Por ejemplo, la coalición Driving American Jobs, formada por las grandes armadoras, ha alzado su voz para oponerse y expresar que el tratado ha impulsado la producción y los empleos en el sector automovilístico local, que además cuenta con cadenas de suministro en los tres países.
El presidente Trump sigue encaprichado o mal informado, pues no acepta que gracias al TLC se han generado en el país más de 6 millones de empleos directos y 18 millones indirectos ni que la pérdida de posiciones de trabajo está más relacionada con la automatización y modernización tecnológica de los procesos productivos.
Por otro lado, desde la perspectiva del análisis constitucional existe polémica acerca de la participación del Congreso estadunidense, imponiéndose las voces que afirman que cualquier modificación y, por supuesto, su cancelación, tendría que pasar por su aprobación.
Y el nivel de aceptación ciudadana del Aprendiz es de apenas 35 por ciento y seguirá cayendo, lo que se reflejará en las elecciones para el próximo año, previéndose que los republicanos perderán posiciones en el Senado y la Cámara de Representantes, lo que complicaría aún más llevar a buen puerto su agenda legislativa.
En este sentido, también se debaten las acciones que los empresarios inconformes podrían promover ante el poder judicial contra las determinaciones del Ejecutivo; por consiguiente, tan solo desde la perspectiva jurídica no sería factible eliminar el TLC en el corto plazo.
Aunado a lo anterior, cancelarlo implicaría que los intercambios futuros habrían de regirse por las reglas de la Organización Mundial de Comercio, con lo cual los productos de EU pagarían un arancel promedio de 7 por ciento en México, mientras que a los bienes y servicios mexicanos le correspondería uno de 3.5 por ciento por sus exportaciones a la Unión Americana.
Es una pena que el Aprendiz no entienda que la competencia económica debe ser contra el bloque asiático —y europeo— y no con sus aliados regionales: México y Canadá… ¿Sabrá que el déficit comercial de EU con China asciende a 386 mil millones de dólares al año, 6 veces mayor al que se tiene con el vecino del sur…? M