AL SOL DE LA GLORIA
La ilustración de su portada nos dice ya de qué se trata este libro. Un joven en bicicleta, por algún pueblo de la geografía latinoamericana, haciendo malabares puesto que mientras con la mano izquierda controla el manubrio, con la derecha carga un pesado instrumento musical de cuerdas. La maravillas de un mundo desbordante, contadas en diferentes tonos, que todos los días despierta con nuevas sorpresas.
Ahora distinguido con el Premio Cervantes 2017, el más prestigiado en letras en español, el nicaragüense Sergio Ramírez (Masatepe, 1942) estará de nuevo entre los lectores. Tanto en sus ensayos, novelas o cuentos, que ediciones de las mismas se encontrarán a la mano. Como estos Cuentos completos que el Fondo de Cultura Económica publicó hace cuatro años, destacando en su presentación ese “peculiar sentido de lo visual” en la obra del autor.
Una característica no exclusiva del género comenzado a practicar desde el año 63, sino también en la novela, específicamente en Margarita, está linda la mar, del 98, fecha en la que el hacer narrativo de Ramírez se ubicó con solidez en las letras hispanoamericanas. Al autor, imposible pasar por alto, se le conocía hasta entonces por su participación en la lucha contra el régimen de Somoza en su natal Nicaragua, y el posterior triunfo de la revolución sandinista del 79.
Recuerda Ramírez que su primer cuento (Los perros se bebieron la tarde y les quedó el hocico todo lleno de sangre…), lo envió a los catorce años al suplemento literario dominical del diario La Prensa. Por supuesto que sin el conocimiento y autorización de sus padres, lo que, al verlo publicado, le llenó de horror y vergüenza, como si se tratara de un pecado capital en conocimiento del mundo entero. No había marcha atrás: Ramírez era oficialmente escritor.
Con más de cien narraciones incluidas, estos Cuentos completos son la puerta ideal para adentrarse en los universos literarios de Ramírez. Aunque también están la edición, de mismo título, en Alfaguara, y la más reciente Antología personal. 50 años de cuentos, en Océano. Miscelánea de colores, texturas y profundidades, como los personajes y mundos que en ellos retrata, y se retrata.
Recuerdo “El Pibe Cabriola”, inspirado seguramente en el futbolista colombiano Andrés Escobar, asesinado en el 94 luego de anotar en su propia portería en un partido vital para su selección. Sumario de pulsiones y sitios con los que Ramírez construye su obra.
“La misma oscuridad a medias, los mismos almacenes de tejas de calamina herrumbradas, las ferreterías, carpinterías y talleres automotrices, los restaurantes chinos calamitosos, las galerías interiores donde viven empleados públicos de baja laya, prostitutas, chulos, camioneros, policías, rasos, cordeleros que trabajan en el mercado de abastos. Lo único desaparecido es el degolladero de las reses, que fue clausurado y desde entonces la carne la llevan congelada a los expendios, Cuentos completos, en cajas de cartón. De una de esas galerías que huelen a fritos y a letrinas, a ropa húmeda, es que el Pibe Cabriola y yo salimos un día al sol de la gloria”. (Sergio Ramírez participará en la FIL Guadalajara los días 25 en la presentación de Ya nadie llora por mí, su nueva novela de corte policial; y 27, al lado de Arturo Arias, para hablar de “Miguel Ángel Asturias, 50 años después del Nobel”, y en la presentación de su Antología personal. 50 años de cuentos). m