México gana el Emmy, Canal 22 se rebela y más
Señores: esto tendría que ser la noticia del año. México acaba de ganar el Emmy Internacional en la categoría de Mejor Programa de Televisión de Habla no Inglesa para el horario estelar.
¿Y dónde están las menciones en los programas de espectáculos? ¿Y dónde están las entrevistas? ¿Y las portadas? ¿Y los estudios fotográficos?
En cualquier otra parte del mundo esto sería motivo de fiesta nacional y aquí, nada.
¡Ah, claro, como no se trata de una producción de las grandes cadenas nacionales como Televisa, Tv Azteca e Imagen Televisión, nadie abre la boca!
¡No puede ser! Estamos hablando de un momento de oro, de algo que muchas casas productoras estuvieron peleando desde la década pasada, de una prueba contundente de que nuestra industria es grande.
¿De qué le estoy hablando? ¿Quién ganó? ¿Cuándo fue esto?
El lunes pasado, en Nueva York, se entregaron los Emmys Internacionales, los que premian a lo mejor de la televisión fuera de Estados Unidos.
Y ahí, entre Gran Bretaña y Corea, la más reciente temporada de nuestra gran serie Señor Ávila de HBO Latinoamérica, realizada por la casa mexicana Lemon Films, se llevó ésta, una de las estatuillas más importantes de la noche.
Soy el crítico más feliz del mundo. Siempre creí en ese título. Esto es como un sueño convertido en realidad y felicito desde aquí a todos los involucra- dos. Son como González Iñárritu, como Cuarón, como Guillermo Arriaga, pero para la televisión nacional y de toda América Latina.
Ojalá que la prensa especializada les haga justicia y que usted se anime a ver este título en HBO Go. Es lo máximo. ¿A poco no? El lunes, a las 22, se estrenó casi sin publicidad, por Canal 22, uno de los programas de televisión más importantes de 2017: Días de teatro.
¿Por qué le digo que éste es uno de los programas más importantes del año?
Porque toma la legendaria tradición de los teleteatros mexicanos que don Luis de Llano Palmer implementó en los años 50, 60 y 70, la actualiza y la convierte en una experiencia completamente nueva, disfrutable, fundamental.
¿Qué significa lo que le acabo de decir? ¿A poco Canal 22 está pasando obras de teatro en la televisión abierta pública nacional?
No. Días de teatro es una producción de Jordi Arenas, donde el crítico Fernando de Ita le muestra al público una selección de escenas de obras imperdibles de los más grandes autores nacionales e internacionales de todos los tiempos.
Todas, montadas con admirable precisión, con lujo de creatividad e interpretadas por inmensos actores de los escenarios mexicanos.
La idea es que el público, especialmente el de las nuevas generaciones, tenga acceso al teatro sin desplazarse, sin pagar un centavo y desde la comodidad de su hogar.
¡Es difusión cultural al ciento por ciento! ¡El máximo objetivo de la televisión abierta pública nacional!
Por si esto no fuera suficiente, los responsables de este concepto perfeccionaron las técnicas audiovisuales de antaño y están metiendo sus cámaras y micrófonos a ángulos nunca antes vistos en la transmisión de espectáculos en nuestro país.
Si a usted le gusta el teatro o anda en busca de nuevos lenguajes, tiene que ver esto. Le va a encantar. De veras que sí. Dígame, por favor, que usted también ya vio The Punisher de Netflix. ¿No es maravillosa?
Ojo, no es la típica serie de superhéroes de toda la vida, no es para el público ni de Thor ni de La liga de la justicia, ni para los nuevos y eternamente insatisfechos intelectuales de las historietas.
Esto es para audiencias más adultas, intensas y politizadas. No es The Punisher pero es The Punisher.
Y sí, se vincula con todo ese universo Marvel que Netflix se ha preocupado por construir, y tiene un montón de lecturas, y cuando uno menos se le espera, ¡zaz!, nos sorprende con una secuencias de acción de antología.
Esta es la historia de un hombre atormentado, de un hombre despojado, pero también la de un hombre que está parado en medio de una conspiración, la de un hombre perseguido, la de un señor que debe resolver enigmas y hacer justicia.
¡Es un “historionón”! Y su manufactura rompe con la que normalmente vemos cuando hablamos de series inspiradas en historietas de alta popularidad.
A mí me deslumbró y estoy convencido de que muchos adultos se van a identificar con este personaje. La cosa es que se acerquen a este título.
Y es ahí donde me da miedo, porque siento que la publicidad no va hacia donde debería de ir. Netflix no nos está vendiendo esto como una serie dramática, de misterios por resolver, de traiciones ni de soldados.
Si a usted le gustan títulos como Homeland, Tyrant, Designated Survivor o incluso 24, esta versión de The Punisher de Netflix le va a fascinar.
Por favor, búsquela y no se deje llevar por las apariencias. Esto es otro nivel. ¿A poco no?