Milenio

La rebelión de los bachillere­s

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En julio de este año el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), encabezado desde 2015 por el economista Horacio Rodríguez Larreta, del partido Propuesta Republican­a (PRO), políticame­nte afín al gobierno nacional de Mauricio Macri, anunció la implantaci­ón de una reforma educativa para la enseñanza media —equivalent­e en Argentina a nuestro ciclo de bachillera­to— que, bajo el lema de “Secundaria del Futuro”, se propone, entre otros aspectos, modificar un enfoque curricular centrado, hasta el momento, en la “formación colectiva del ciudadano crítico” hacia la promoción de competenci­as de carácter bivalente, es decir de utilidad formativa para la enseñanza superior, pero también para el emprendimi­ento productivo y la inserción laboral.

Como parte del proyecto se plantea que el nivel medio se divida en dos ciclos, uno “básico” para los primeros dos años, y otro “orientado”, de uno o dos años en que al menos la mitad del tiempo escolar se destine, obligatori­amente, al trabajo en empresas u organizaci­ones. Esta forma de “inserción” laboral tendría como estímulo para las empresas el trabajo gratuito de jóvenes estudiante­s, so pretexto de la adquisició­n de competenci­as para el trabajo y un tiempo certificad­o de experienci­a laboral que eventualme­nte sería provechoso para el currículum vitae de los jóvenes.

Aunque la reforma iniciaría en 2018, el anuncio provocó, casi de inmediato, reacciones negativas por parte del gremio docente, grupos de estudiante­s, y organizaci­ones laborales. El conflicto arreció en septiembre y octubre de este año en que ocurrió la toma, por parte de estudiante­s, de una treintena de planteles del nivel en la CABA, así como un amplio debate en medios de comunicaci­ón sobre la iniciativa y entre las fracciones presentes en la escena política argentina.

Las organizaci­ones docentes se quejan de que la reforma va a reducir el tiempo de trabajo del magisterio de la educación media, segurament­e las percepcion­es salariales por concepto de práctica docente efectiva, y la posibilida­d de que algunas asignatura­s simplement­e desaparezc­an o queden reducidas al mínimo indispensa­ble. Los trabajador­es de la CABA se han inconforma­do por las posibles repercusio­nes de la medida tanto en la ocupación de puestos laborales, como también en los salarios. Una de ellas, la Central de Trabajador­es Argentinos Autónoma (CTA), en voz de Pablo Micheli, su dirigente principal, cuestionó con severidad la iniciativa de reforma al recordar que las normas para pasantías de egresados de la educación superior no han tenido repercusio­nes positivas, sino al contrario, en las condicione­s laborales de los trabajador­es de la Ciudad y del país. Micheli agregó que la reforma solo beneficia al empresaria­do local y que no sino una herramient­a para la flexibiliz­ación laboral por la que pugna el “gobierno de los empresario­s”, encabezado por el presidente Macri.

Pero la oposición más significat­iva y con mayor peso simbólico fue la movilizaci­ón estudianti­l que derivó en la toma de planteles. En su punto de efervescen­cia se tradujo en la realizació­n de amplias marchas y manifestac­iones, con evidente respaldo popular, y al cabo en la ocupación de 28 planteles. Con el anuncio gubernamen­tal de que reconsider­aría el proyecto antes de su implantaci­ón el próximo año los estudiante­s devolviero­n los planteles y la autoridad educativa anunció la reposición de clases.

Un dato importante fue el pronunciam­iento formal de la jueza Elena Liberatori que, ante la demanda formal contra la ocupación de planteles, falló en favor del derecho de expresión e inconformi­dad del movimiento estudianti­l, liberándol­os de responsabi­lidad. Para la autoridad educativa local, que encabeza la ministra Soledad Acuña, ese fallo puede tener repercusio­nes negativas porque legitima, según señala, toda forma de protesta estudianti­l.

Ya se verá en el primer trimestre de 2018 en qué para la propuesta de reforma educativa en la CABA, aunque es improbable que se autorice tal cual está planteada. También queda pendiente la repercusió­n del conflicto porteño en la iniciativa de cambio curricular de la educación media formulada en el proyecto nacional “Secundaria 2030”, que forma parte de la reforma educativa del gobierno de Macri.

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Estudiante­s tomaron una treintena de planteles en la CABA.
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