Milenio

CON UNO BASTA

TIGRES DOMINÓ AL AMÉRICA EN EL JUEGO DE IDA DE LAS SEMIFINALE­S; EL GOL DE PENAL QUE CONVIRTIÓ JUNINHO OBLIGA A LAS ÁGUILAS A MARCAR AL MENOS DOS EL SÁBADO EN EL UNIVERSITA­RIO

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La distancia entre Tigres y América hoy es mayúscula, el empaque de una y otra plantilla quedó de manifiesto anoche. Los felinos tienen bonanza en cada línea, son un equipo bien estructura­do, con una gama de recursos que son capaces de negar a los de Coapa en el mismo estadio Azteca. El cuadro de Ricardo Ferretti se llevó una victoria por 1-0, no fue más amplia porque la línea más fuerte de las Águilas hoy es su defensa y evitó que el daño fuera mayor. No hay equipo como Tigres, ninguno con ese manejo de balón, una escuadra que procesa el juego y no se estresa, gestiona los partidos con el balón en los pies. Siempre encuentra una línea de pase y con sus recursos no deja de transmitir peligro al arco rival.

Lo de América volvió a ser un ejercicio defensivo, no porque así lo hayan planeado, sino porque los universita­rios lo llevaron a ese terreno. Es cierto que las Águilas intentaron tener un cambio de actitud, se les vio un poco más decididas a ir al frente, pero cuando quisieron mostrar una dosis de atrevimien­to, se toparon con unos felinos que si algo tienen en exceso es oficio.

No tardó el cuadro del Tuca Ferretti en hacerse con el mando del partido, lo hizo porque se distribuyó mejor los espacios, con buena recuperaci­ón y de inmediato se lanzaba en busca del gol. La baraja de los regiomonta­nos es amplia y anoche el Tuca mandó a tres demonios que ofendieron una y otra vez.

André-Pierre Gignac, Eduardo Vargas y Enner Valencia pusieron a prueba la solidez defensiva de las Águilas, que volvió a estar a la altura, pero el acoso sobre el arco de Agustín Marchesín fue constante, una y otra vez iban al frente los visitantes, por derecha, por izquierda y por el centro, con tiros de media distancia o en la pelota parada. Es lo que te permite semejante plantel.

Y es que América buscó, pero su juego ofensivo volvió a ser muy débil, sin conexiones que pudieran llevarlos a meter algo de nervio a la zaga felina, bien parada y apenas superada. En las primeras pulsacione­s Tigres tuvo la primera cuando Gignac entró por derecha y sacó un tiro que exigió a Marchesín.

La recuperaci­ón era para los visitantes, que no se alocaban, masticaban su juego a la espera de encontrar el momento para lanzarse al frente, toque de una banda a la otra y más pelotas al arco americanis­ta.

Carioca y Vargas también lanzaron disparos que la defensa repelía y mantenían el cero. América carecía de transicion­es, no había juego de asociación, lo trataban, pero Tigres iba un paso por delante. Lo único que tuvo el cuadro local fue un cabezazo de Mateus Uribe que se fue por encima del travesaño.

Si América no podía con la pelota en movimiento, tampoco tuvo mejor suerte en la pelota parada. Darwin Quintero era el más errático de las Águilas, el colombiano se mostraba voluntario­so para ser el satélite azulcrema, pero falló en todos sus lanzamient­os, le faltaba el toque fino a la hora de buscar asociarse.

Cuando parecía que América

No es polémica, no es penal; Tigres fue superior cuando nos hicieron el gol. Tuvimos un partido no muy bueno” Dicen que al América le ayudan; en esta temporada (los árbitros) se han equivocado con nosotros” MIGUEL HERRERA Entrenador del América

quería acelerar el partido, volvía a aparecer el oficio de los felinos que enfriaban cualquier leve intento americanis­ta por revolucion­arse, los de Tuca llevaban el pulso y el partido se jugaba al ritmo que les convenía y cuando ellos pisaban el acelerador no dejaban de meter miedo. Los felinos fueron un cuadro punzante que llegaba y disparaba, que América se fuera al descanso con el empate a cero parecían buenas noticias, porque el trabajo defensivo de los de Coapa fue infinitame­nte mayor que su desempeño en ataque.

Los deseos del Piojo de atacar se quedaron en buenas intencione­s, porque en el campo fueron negados por los universita­rios que mostraron su empaque y su temple, esos años en los que les costaba venir a la capital son mero recuerdo, ahora se plantan con autoridad y cargan con el trámite del partido.

En el segundo tiempo Tigres encontró lo que se le negó en el primero, fue a través de un penal, tras una acción en la que Valdez cortó un avance de Valencia, el paraguayo se barrió y la pelota le dio primero en la cara, pero el árbitro, Óscar Macías, determinó que le había pegado directo en la mano. No cambió la determinac­ión y Juninho acertó desde los once pasos.

El escenario que menos imaginaba América se dio, tenía que ir hacia adelante y ser más agresivo, justo lo que no ha podido ser en los últimos partidos, justo de lo que ha carecido. Pero el Piojo no se decidía a modificar, analizaba la manera en cómo podía cambiar el trámite, buscaba quién le pudiera dar esa eficacia al frente, pero que su escuadra no quedara expuesta.

Paul sacó un tiro con derecha que fue desviado, pero Tigres seguía punzante y Valencia casi marca el segundo, no lo hizo porque la bola le quedó alta. Y a Vargas se

lo negó Álvarez con una barrida providenci­al. No aguantó más el Piojo y mandó a Renato por Darwin, quien tuvo una noche demasiado errática.

Pero no, América fue incapaz de estresar a Tigres, un equipo todoterren­o que siempre tuvo superiorid­ad en todas las facetas del juego. A las Águilas les faltó chispa y capacidad, no tuvieron vértigo por las bandas y por el centro siempre se estrellaro­n. Hubo un lapso en el que los universita­rios bajaron las pulsacione­s, pero cuando volvieron a acelerar acariciaro­n el segundo. Guido evitó con una barrida el remate de Vargas y luego Marchesín desvió un cabezazo de Ayala.

No pudo América, sus cambios (Ibarra, Lainez y Díaz) no avivaron al equipo, solo Renato le dio un poco más de intensidad, pero nada extraordin­ario, el oficio de Tigres fue mayúsculo. La más clara (y la única seria) que tuvo fue al 84’, cuando Mateus se lanzó una media chilena que, para su desgracia, se fue muy cerca del palo.

América está contra las cuerdas, no tiene más que ir a Monterrey y ser valiente, necesita ganar en el estadio Universita­rio, pero con la obligación de marcar dos o más goles. El problema y lo que hoy lo tiene casi fuera de la Final es que ofensivame­nte vive el momento más oscuro del torneo. Necesita un ejercicio de coraje, el asunto es que no se ve cómo pueda tenerlo.

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Eduardo Vargas se libra de la marca de Carlos Vargas y Guido Rodríguez
 ??  ?? Juninho se queja de una entrada
Juninho se queja de una entrada
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Ricardo Ferretti
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Miguel Herrera
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FOTO: IVÁN LÓPEZ
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Nahuel festeja con Hugo Ayala el triunfo de los Tigres

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