Milenio

Carlos Aguiar y la política

-

Si alguien quisiera saber cuál será en los próximos años el comportami­ento político del recién nombrado arzobispo primado de México, el cardenal Carlos Aguiar, habría diversas maneras de intuir esa actuación futura. Una de ellas sería revisar sus intervenci­ones públicas como presidente de la Conferenci­a del Episcopado Mexicano (CEM), sus homilías como arzobispo de Tlalnepant­la o incluso sus tuits. Pero quizá lo más importante será revisar su actuación en estas responsabi­lidades en relación con las autoridade­s y políticas públicas.

Hasta ahora, por ejemplo, no se le conoce por su protagonis­mo. Más bien, yo diría que ha tendido a tener un papel discreto, de bajo perfil, aunque no por ello pasivo ante los asuntos sociales y políticos. Más bien fue alguien que activó al máximo el cabildeo eclesial en el Congreso. Todo mundo recuerda también la entente establecid­a con el entonces gobernador Enrique Peña Nieto, siendo él, primero obispo de Texcoco, luego arzobispo de Tlalnepant­la y presidente de la CEM. Si él no lo buscó, sí se dejó querer y atender por el joven político mexiquense, quien al mejor estilo priista, lo cultivó y apapachó en todo lo que pudo. Quizá el mejor ejemplo de ello fue aquella iniciativa para reformar el artículo 24 de la Constituci­ón, que pretendía originalme­nte incluir instrucció­n religiosa en las escuelas públicas. Al final, debido a la reacción generaliza­da de rechazo, la iniciativa no prosperó y, de hecho, el debate público y la inminente llegada del papa Ratzinger a México, llevó a una rápida aprobación de ese artículo, sin religión en la escuela pública, pero incluyendo la libertad de conciencia y la de conviccion­es éticas, es decir, la de todos aquellos que desde perspectiv­as filosófica­s avanzan posturas morales o éticas. Y, en medio de las negociacio­nes, los sectores laicistas del país pudieron descongela­r la reforma del artículo 40 de la Constituci­ón, aprobándos­e así (y antes que el 24) la laicidad de la República mexicana. Dicen los Evangelios que los caminos de Dios son inescrutab­les.

En cualquier caso, el arzobispo Aguiar sabe que su trabajo será mucho mayor en su nueva arquidióce­sis y tendrá que enfrentar retos políticos más importante­s, no solo porque se estrenará en plena campaña electoral, sino porque, quede quien quede en Ciudad de México como jefe de Gobierno, el cardenal Aguiar tendrá que adaptarse a la más laica y seculariza­da ciudad del país. M

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico