Advierten sobre riesgos de salud por uso constante de prendas deportivas
Vestir prendas deportivas hechas con tejidos que contienen metales como el antimonio pueden ser potencialmente peligrosos para la salud si su uso es constante, según una investigación realizada por científicos de la Universidad Rovira i Virgili (URV) de Tarragona, España.
Los efectos del antimonio en contacto con la piel se traducen en algunas afectaciones dérmicas, así como problemas en el tracto gastrointestinal y en el aparato reproductor.
Los expertos analizaron la composición de casi 150 prendas adquiridas en diferentes tiendas de la región, desde supermercados hasta establecimientos de ropa de marcas especializadas. Se lograron identificar algunas prendas que, en contacto directo con la piel, pueden ser potencialmente peligrosas si se usan de forma constante.
Es el caso de ropa de poliéster —tejido que se utiliza en las camisetas deportivas, por ejemplo—, en la que se detectó una presencia de antimonio que, en algunos casos, está por encima de los límites permitidos.
Según los investigadores, este metal se utiliza como catalizador para fabricar fibras de poliéster y es habitual que deje residuos en el proceso de fabricación.
Además, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC) ha clasificado el trióxido de antimonio como un metal posiblemente cancerígeno para las personas. La universidad explicó en un comunicado que los investigadores estudiaron 30 metales diferentes que contenían los tejidos y sus efectos cuando interactúan con la piel.
Aunque los riesgos derivados de la exposición dérmica a algunos metales tóxicos tradicionalmente siempre se han considerado residuales, este trabajo pone de manifiesto, según los científicos, que en algunas piezas de poliamida negra se encuentran niveles elevados de cromo y otras piezas de color verde, azul o marrón incluyen altos niveles de cobre.
Los investigadores —Joaquim Rovira, Martí Nadal, Josep Lluís Domingo y Marta Schumacher— utilizaron la espectrometría de masas de acoplamiento induc- tivo, lo que les permitió aislar los componentes de la ropa e identificar qué metales contiene.
Posteriormente, generaron sudor artificial para comprobar si los metales que hay en los tejidos se desprenden de la ropa en contacto con el sudor y si se impregnan en la piel.
También usaron procedimientos que les permitieron detectar nanopartículas de plata y titanio en los tejidos a través del microscopio electrónico, y luego evaluaron los riesgos que la presencia de estos metales analizados tiene para la salud.
El estudio evidencia que las personas están expuestas a un “coctel de aditivos procedente de la industria textil” y se desconocen los efectos de algunos de sus compuestos al vestirse regularmente con ellos. m