Marichuy, a la boleta en 2018
Como parte del fenómeno mundial, México no está exento de un racismo creciente. El mal racial se ha hecho transversal en lo social y político. Si la propuesta de María de Jesús Patricio, Marichuy, del Consejo Nacional Indígena CNI-EZLN, como candidata independiente a la Presidencia de la República, se entendiera desde la visión de la reforma del Estado, los estadistas y visionarios la estarían apoyando como una de las grandes oportunidades hacia la inclusión pluricultural de México.
La regla y el método establecidos por el INE sobre la manifestación de apoyo vía aplicación de internet dio muestras del atraso tecnológico en vastas zonas del país, pese a las tres décadas de modernidad. El INE tuvo que modificar esta regla ante el hecho de que la búsqueda de apoyo para Marichuy en estas zonas coincidentes a los territorios de los pueblos originarios no cuenta con las herramientas determinadas por la regla electoral nacional.
La candidatura independiente de María de Jesús Patricio es en sí una radiografía de lo que el país es en lo cultural, la estructura política y el federalismo que tenemos en la realidad. La regla de los 17 estados para cumplir con el 1 por ciento de firmas, equivale a un registro de partido, pero en el caso de Marichuy ésta es una brújula para ver el mapa de los pueblos originarios y de sectores que reclaman la inclusión como parte del alma nacional.
Frente a esta iniciativa, los que ven solo desde el punto de sus intereses electorales la propuesta de la candidatura independiente indígena, su rechazo “por dividir el voto”, no han entendido al país que tienen enfrente y piensan gobernar.
Esta postura ha escondido un racismo nefasto al hacer acróstico con Mo-re-na dándole un tinte racial mestizo a su causa política. Es por ello que tanto en su himno original como el día de ayer, su candidato se registra el 12 de diciembre, día de la virgen morena, deidad mayoritaria de los mexicanos.
Ellos están impedidos éticamente a gobernar el país, pues su ideólogo, habiendo buscado una causa racial, ha generado una reacción igualmente racista de los que no se consideran racialmente morenos y hacen exactamente lo contrario al esfuerzo incluyente de quienes han impulsado la candidatura de Marichuy, demandando un país de origen diverso, donde los pueblos originarios deben ser parte del destino común, respetando su autonomía, pluralidad cultural e histórica.
Es por ello que Marichuy debe estar en la boleta de 2018 como portadora de nuevos valores y esperanza del presente de miles de jóvenes que cuestionan la política de la demagogia y la corrupción. Un país distinto será y estará encaminado a cambios verdaderos si Marichuy está en la boleta de 2018. M