Asistencia social, en la mira de Donald Trump
Recortar los beneficios también es una forma de reducir el déficit, argumentan figuras del Partido Republicano
Mientras los republicanos en el Capitolio se apresuran a completar la reforma fiscal para finales de año, legisladores y funcionarios de la administración Trump centran su atención en el mayor empuje del próximo año: los cambios al sistema de bienestar social.
El momento, dicen los partidarios, es propicio: el crecimiento se encuentra a una tasa anual de más de 3 por ciento y el nivel de desempleo está en su punto más bajo desde los años de George W. Bush. Las principales figuras del partido, entre ellas el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dicen que recortar los “beneficios” también es una forma de reducir el déficit, incluso cuando tienen planes para un mayor endeudamiento para financiar los recortes tributarios.
El riesgo que corren los republicanos es que al defender un paquete fiscal con un sesgo hacia los ricos, el partido ahora se asocia con una legislación que al final se va a percibir como adversa para los hogares más vulnerables.
“Si el objetivo aquí es reducir el déficit presupuestario, no deberían ser los pobres los que soporten la carga, sino la clase media más amplia”, dijo Michael Strain, director de estudios de política económica del conservador American Enterprise Institute. “En todo caso, lo que necesitamos es ampliar algunos de esos programas para las personas de bajos ingresos”.
Las cifras de la Oficina de Presupuesto del Congreso destacan el papel relativamente modesto que desempeñan los planes contra la pobreza, como el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por su sigla en inglés), el apoyo directo en efectivo o los créditos fiscales a los ingresos percibidos, para impulsar el crecimiento del gasto.
A medida que la población envejece, las áreas de gastos más altos serán las pensiones de gobierno y los principales programas de atención de salud; este último, por ejemplo, pasará de 5.4 por ciento del PIB en 2017 a 6.9 por ciento en 10 años. Al mismo tiempo, otros gastos obligatorios, que incluyen los programas de seguridad del ingreso, caerán de 2.9 por ciento del PIB a 2.5 por ciento.
Sin embargo, el presidente Trump prometió proteger Medicare, el programa de salud para los ancianos de Estados Unidos, y la seguridad social. Esto tal vez deje en la mira a algunos programas contra la pobreza.
Las comparaciones con otras naciones importantes muestran que el apoyo a los ingresos de EU para su población en edad laboral ya es relativamente modesto, de 2.3 por ciento del PIB. Eso se compara con el promedio de los miembros de la OCDE de 4.2 por ciento y lecturas de más de 5 por ciento en países como Francia y España. Cuando se incluyen los vastos programas públicos y privados de EU, su gasto social es mucho más alto en las clasificaciones mundiales.
Los defensores del sistema actual argumentan que hay poco que recortar en los programas contra la pobreza. Pero los republicanos quieren ver que se incluyan requisitos de trabajo más estrictos en programas claves como SNAP, también conocido como cupones de alimentos, o asistencia en efectivo para los pobres. Muchos también consideran que Medicaid, el plan de salud para los estadunidenses de bajos ingresos, está listo para tener recortes.
En una entrevista reciente en la radio, Ryan dijo: “Tenemos un sistema de bienestar social que básicamente atrapa a las personas en la pobreza y de manera efectiva le paga a la gente por no trabajar”.
Steve Moore, economista de la conservadora Heritage Foundation, quien asesoró a la campaña programas de ayuda a su población en edad laboral; Francia, 5% pobres los que soporten la carga, sino la clase media amplia”: experto presidencial de Trump sobre reforma fiscal, apoya las medidas para endurecer los requisitos laborales e impulsar a más receptores a puestos de trabajo. Al mismo tiempo, dice, es un error de los republicanos pregonar la reforma de asistencia social como una forma de reducir el endeudamiento. “No deben ni hablar sobre esto como un ahorro de presupuesto. Se trata de llevar a la gente a los ascensores para que puedan levantarse”, dijo.
Algunos analistas argumentan que el sistema estadunidense de programas contra la pobreza tiene una relación calidadprecio relativamente buena. Por ejemplo, después de la gran recesión ayudó a mantener los estándares de vida básicos de muchos ciudadanos, y el Centro de Presupuesto y Prioridades de Políticas (CBPP, por su sigla en inglés) encontró que si se miden cuidadosamente los efectos de la red de seguridad, la pobreza infantil se encuentra en su nivel más bajo desde los años 60. “Esta es una gran historia del éxito de la limitada red de seguridad que tenemos”, dijo Arloc Sherman, del grupo de expertos.
Sin embargo, el programa de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas, que se presentó bajo la presidencia de Clinton, respalda a un número cada vez menor de familias en la pobreza y el valor del beneficio en efectivo cayó después de la inflación. Algunos analistas critican la incapacidad del Partido Republicano de hacer más por los hogares pobres mediante el impulso de los créditos tributarios a los ingresos percibidos en el paquete fiscal actual.
Sharon Parrott, alto miembro del CBPP, dijo que tiene “una gran preocupación” de que los programas, entre ellos los cupones de alimentos, estén en la mira el próximo año. Cuando los legisladores hablaron sobre los requisitos de trabajo, la retórica que le siguió es que querían ayudar a más personas para que trabajen, dijo, pero “no ayuda a las personas a trabajar si les niegas asistencia alimentaria básica y atención de salud”.