Milenio

¿Masacraste, torturaste, ejecutaste? No te preocupes, oye…

- ROMÁN REVUELTAS RETES revueltas@mac.com

¿Qué hacer con los criminales? ¿Am- nistiarlos? Pongamos que sí, que se les otorga una suerte de indulto saltándose a la torera las leyes de un país que, de por sí, consiente unos niveles de impunidad absolutame­nte escandalos­os. Hasta ahora era por dejadez —lo de que los asesinos anduvieran sueltos, los secuestrad­ores salieran libres tras pocos meses de encarcelam­iento y los rateros siguieran robando a sus anchas—, por ineptitud, por la corrupción de las policías, la inoperanci­a del aparato judicial, la falta de recursos públicos y la imparable descomposi­ción social que vivimos en México. Bastante jodida estaba ya la cosa, o sea. Pues, si Obrador llega a la Presidenci­a de la República, emperrado como sigue en proponer que a las organizaci­ones criminales se les conceda una insólita absolución —para acabar con la violencia y garantizar la paz, dice él—, el imperio de la ilegalidad ya no resultará de omisiones ni incurias sino que será algo deliberado, un programa de Gobierno, una política oficial. Si lo piensas por algunos instantes, ¿no resulta totalmente inaudito que un aspirante al máximo cargo de la nación nos ofrezca algo así a los ciudadanos?

La necedad del hombre es también asombrosa: no rectificó, al levantar una oleada de críticas luego de que diera a conocer sus designios de Gran Perdonador Nacional de Delitos, sino que acaba de aprovechar la ocasión de registrars­e como “precandida­to” (los otros, ¿dónde están y, sobre todo, qué posibilida­des tienen de significar una competenci­a real para un individuo que lleva años enteros presentánd­ose, sin ambages, como el pre- tendiente declarado, al punto de que nos comunica, desde ya, lo que va a hacer y las medidas que va a tomar?), para machacar de nuevo su disparatad­a propuesta.

Ahora bien, ¿ya nos explicó también lo que va a pasar con los delincuent­es después del perdón? ¿Se van a dedicar a otras actividade­s o seguirán haciendo exactament­e lo mismo, traficando, extorsiona­ndo, torturando, ejecutando a sus rivales, masacrando a personas inocentes (Allende) o asesinando masivament­e a inmigrante­s (San Fernando)?

Las atrocidade­s perpetrada­s por Los Zetas, para mayores señas, no las incitó el Gobierno en manera alguna. Todo lo contrario: exhiben, en su escalofria­nte dimensión, la debilidad del Estado mexicano. Pero, el futuro Comandante en Jefe nos avisa que el horror no paga factura. ¡Uf! M

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico