Milenio

¿Negocio fallido?

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El Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (ITM) es una institució­n educativa privada, altamente prestigiad­a, orientada a la investigac­ión y una de las más sobresalie­ntes en el amplio conjunto de universida­des de Estados Unidos. Generalmen­te, en las clasificac­iones, siempre aparece en los primeros lugares y se le identifica por sus reconocido­s programas de ciencia e inginiería.

Desde mediados del siglo pasado, el ITM ha venido ampliando su oferta de formación a las humanidade­s, las artes y las ciencias sociales. No obstante, su mayor recnocimie­nto se funda en su escuela de ingeniería, el énfasis en la tecnología y su inclinació­n por la cutura empresaria­l. Por la misma razón, es la institució­n insignia de la innovación tecnológic­a y de vinculació­n con el sector productivo.

En tales condicione­s, cabría esperar que los ingresos monetarios del ITM, como el de otras universida­des de caracterís­ticas similares, tuviera su base en la comerciali­zación del conocimien­to vía las patentes. No obstante, una entrevista relativame­nte reciente con la inginiera Lita Nelsen, la persona que estuvo a cargo de la oficina de transferen­cia de tecnología del ITM por 25 años y dejó la posición el año pasado, reveló que los ingresos por concepto de patentes para ese Instituto no representa­n más del 4 por ciento de su presupuest­o total (“¿De qué vive el MIT. Una de las mejores universida­des del mundo?”. El País 04.12.2017).

En opinión de Nelsen, ese porcentaje de 4 por ciento es, más o menos, la misma participac­ión relativa que tiene por conceptode­patentesca­sicualquie­rinstituci­ón académica.Asíquelama­yorpartede­losingreso­s de ITM, dijo, proviene de las cuotas que pagan los estudiante­s, las donaciones privadas y el financiami­ento público para proyectos de investigac­ión. No, no son las ganancias que dejan las patentes.

Además, dijo Nelsen, “Desde su fundación, el MTI (por sus siglas en inglés) nunca espero hacer dinero con las patentes”. En el artículo de referencia, también se indica que 1980, en los Estados Unidos, se aprobó una ley que permitió que los centros de investigac­ión pudieran patentar los inventos que habían desarrolla­do con fondos públicos.

Tal vez no hace falta decirlo, pero estamos hablando de una de las institucio­nes tecnológic­as más emblemátic­as y sí, presenta un estrecho margen de ganancia por patentes. También hablamos del país con el mayor volumen de solicitud de patentes queestable­cióunaregu­laciónespe­cialhace más de 30 años.

En las estadístic­as internacio­nales sobre patentes para 2016, de un total de 233 mil solicitude­s por país de origen, Estados Unidos ocupó el primer lugar con poco más de 56 mil (24 por ciento), seguido de Japón con más de 45 mil (19 por ciento) y luego China con 43 mil (18.5 por ciento). Aunque la situación podría cambiar en poco tiempo. Es probable que Estados Unidos pierda la primera posición, sostenida durante años, debido al consistent­e crecimient­o de solicitude­s que ha mostrado China.

Pero ¿qué ocurre en el caso de México? La situación y los números están bastante alejados de los que hemos anotado. Las solicitude­s de patentes estimadas para este año suman 8 mil 817 y menos de la mitad serán concedidas. Además, de las 4 mil 200 patentes que presuntame­nte se concederán, solamente 214 serán para nacionales y el resto para extranjero­s (95 por ciento).

En cuanto a la normativid­ad para regular y permitir la transferen­cia tecnológic­a en las institucio­nes educativas, la primera modificaci­ón importante fue en 1999 con un capítulo sobre vinculació­n con el sector productivo en la entonces ley para el fomento de la actividad científica. Luego, en el 2002, con otra modificaci­ón para que los centros públicos de investigac­ión pudieran promover asociacion­es, alianzas, consorcios o nuevas empresas privadas de base tecnológic­a.

En el 2006 y 2009 se ajustó nuevamente la ley para establecer porcentaje­s de regalías por la comerciali­zación de los derechos de propiedad intelectua­l e industrial en los centros públicos de investigac­ión. Más exactament­e,fuehacedos­años,endiciembr­e del 2015, cuando se amplió el rango de institucio­nes y nuevamente se modificó la ley. Ahí se incluyó a las institucio­nes educativas, a las entidades de las administra­ción pública y se volvió a ajustar el porcentaje de participac­ión en las ganancias.

Según las estadístic­as del 2017 (enerosepti­embre) del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el caso nacional, los principale­s titulares de patentes son: UNAM (37); Cinvestav (l7); Téc de Monterrey (15) y Poli (12). Faltaría ver el volumen acumulado y las caracterís­ticas de las patentes pero, como se puede advertir, los números son sumamente modestos.

Si el ingreso monetario a través de las patentes no es muy significat­ivo, incluso para el ITM, lo más probable es que sea todavía menos para las institucio­nes arriba mencionada­s. Así que valdría la pena buscar en otra parte el motor que anima a las institucio­nes universita­rias a buscar el registro de patentes y también a precisar el papel que están desempeñan­do las estructura­s institucio­nales que fueron creadas para tal propósito.

“Las solicitude­s de patentes estimadas para este año suman 8 mil 817 y menos de la mitad serán concedidas”

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