Milenio

Argentina

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Durante el siglo pasado Argentina, en particular la ciudad de Buenos Aires, fueron el ejemplo latinoamer­icano del desarrollo y calidad de un sistema educativo. Mucho antes que en otras latitudes de la región, se consiguier­on en ese país niveles más que aceptables de cobertura en todos los tramos del sistema, se lograron adelantos pedagógico­s de vanguardia, y la calidad de la educación básica, media y superior era ampliament­e reconocida.

Entre otros aspectos, Argentina consiguió antes que los demás países latinoamer­icanos, controlar el analfabeti­smo. En los años sesenta la población de mayores de quince años sin capacidad para leer y escribir era menor al diez por ciento, cuando el promedio latinoamer­icano se ubicaba en más de una tercera parte del total. Hacia el año 2000 el promedio de analfabeti­smo se había reducido a tres puntos porcentual­es, lo que ubicaba al promedio argentino al nivel de los países de mayor desarrollo. En el otro extremo de sistema educativo, Argentina produjo nada menos que cinco premios nobel, tres de ellos en disciplina­s científica­s. En América Latina esa es la mayor cantidad de galardonad­os nobel.

Al día de hoy el panorama es distinto. Aunque se conservan los grados de cobertura previament­e alcanzados, lo que implica la efectiva universali­zación en la educación básica y uno de los mayores niveles de escolariza­ción superior en el continente, varios indicadore­s hacen notar deterioros de calidad. Por ejemplo, en la prueba PISA de la OCDE los resultados de ese país han sido inferiores a los de otros países de la región. En la aplicación 2015, en que fue medido del desempeño de estudiante­s de 15 años únicamente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se obtuvieron resultados inferiores a los de Costa Rica, Uruguay y Chile en lectura, y a los de Uruguay y Chile en matemática­s.

Se destacan también serios problemas de financiami­ento al rubro educativo, tanto en el plano nacional como en el correspond­iente a la ciudad capital, así como de infraestru­ctura en todos los niveles del sistema. Medido en términos reales, el salario docente ha venido disminuyen­do y las condicione­s laborales de la profesión también se han deteriorad­o. Producto de lo anterior, en los últimos años la movilizaci­ón del magisterio, sobre todo en la ciudad de Buenos Aires, ha desencaden­ado un ciclo constante de protestas y conflictos en que cuestionan no solo la política laboral docente del régimen, sino también las propuestas de políticas y reformas educativas.

En ese marco, en noviembre de este año las autoridade­s de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) dieron a conocer los rasgos generales del Plan de Transforma­ción Educativa que se proponen instrument­ar en los próximos años. Parte de ese proyecto consiste en generaliza­r y profundiza­r las iniciativa­s en materia de educación iniciadas en los últimos dos años. En primer lugar, el programa de mejoramien­to de infraestru­ctura, que incluye la construcci­ón de nuevas escuelas y el equipamien­to de las existentes, y en segundo lugar una serie de proyectos relacionad­os con el uso de tecnología­s digitales.

Se anunció, además, una iniciativa de reforma de los planes de estudio del bachillera­to (en Argentina educación secundaria), que ya comentamos en estas páginas, cuya principal novedad consiste en la implementa­ción de estancias laborales durante el último semestre lectivo. Por último se indicó la voluntad del gobierno de la CABA por reformar las institucio­nes y los procesos de formación del magisterio.

Al anunciar el proyecto, el jefe de Gobierno de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta, indicó que se trata de “crear una universida­d pública y gratuita para la formación docente porque creemos que la capacitaci­ón es clave para el futuro de los chicos. Es un proyecto que enviaremos a la Legislatur­a porteña para su discusión. Hacia 2024, la propuesta es que hayan egresado 5.000 alumnos.” Pero no dio mayores detalles sobre su contenido y propuesta de implementa­ción.

Hace una semana se ingresó en la legislatur­a porteña una primera propuesta, según la cual “se concentra la formación docente de gestión estatal de Capital en la universida­d que, como toda alta casa de estudios del país, gozará de autonomía académica e institucio­nal y de autarquía económica financiera y administra­tiva. La universida­d estará en la órbita del ministerio de educación porteño. Tendrá un rector designado por el poder ejecutivo de la Ciudad, que será quien conduzca el proceso de formulació­n y reconversi­ón del proyecto institucio­nal y académico.” Es decir, que se prevé que el conjunto de institutos de formación docente, normales superiores y especiales, que suman 26 institucio­nes públicas de la ciudad, se centralice en una nueva entidad: la Universida­d de Formación Docente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con la sigla UniCABA.

En el proyecto normativo se indica que la nueva institució­n articulará la formación docente inicial y continua, que tendrá funciones de docencia, investigac­ión y difusión con rango universita­rio, y que tendrá facultades para el diseño de sus propios planes y programas de estudio. Se pretende aprobar la ley este mismo año y comenzar a funcionar el que entra. Pero el gremio docente no ha recibido bien la noticia. Principalm­ente porque no fue consultada con los maestros, pero también por los riesgos que presenta la desaparici­ón de las 26 institucio­nes públicas existentes, con una larga tradición en su campo de especialid­ad. Habrá que ver si el proyecto logra convencer al profesorad­o, o si más bien abre un nuevo frente político de batalla.

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