Rechazan en las calles ley de pensiones en Argentina
Los sindicalistas aseguran que la reforma reducirá el próximo año beneficios para los jubilados; suspenden huelga prevista para hoy
El caos se adueñó el jueves del Congreso argentino y sus alrededores por el fuerte rechazo social y político a una reforma de las pensiones que se iba a debatir en la Cámara de Diputados a propuesta del oficialismo, que finalmente optó por aplazarla por la violencia registrada en la calle y entre los legisladores. “Como nosotros rechazamos la violencia, yo le pido al señor presidente que levante esta sesión escandalosa”, remarcó durante el acalorado pleno la diputada oficialista Elisa Carrió, en referencia al titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, también del gobernante frente Cambiemos.
Ya a lo largo de la mañana, antes del comienzo de la sesión, manifestantes convocados por los principales sindicatos del país fueron llegando a las afueras del Congreso para mostrar su repulsa al proyecto, al considerar que implicará en 2018 un aumento menor en las jubilaciones al que se prevé con la ley actual.
Poco a poco y con un Congreso cercado por numerosos policías, la situación fue agravándose cuando los agentes optaron por arrojar gases lacrimógenos y balas de goma para reprimir a
La discusión se centra en el cambio de fórmula para calcular el aumento a pago de ex empleados
los manifestantes, que tiraban piedras y quemaron contenedores. Los enfrentamientos también dejaron, según la oposición, diputados heridos del Frente para la Victoria-Partido Justicialista (peronismo-kirchnerista). “Nos pusimos delante de Gendarmería, pedimos que no siguieran avanzando. (...). Un grupo de gendarmes nos empezó a golpear, a mí y a otros diputados. Es una locura”, relató el diputado Matías Rodríguez.
A la legisladora Mayra Mendoza le lanzaron gas pimienta a la cara, como se ve en fotos difundidas por la propia formación política, liderada por la ex presidente Cristina Fernández (2007-2015).
La tensión fue creciendo en el interior de la Cámara Baja que, a pesar de estar en receso vacacional hasta marzo. Ayer debía sesionar después de que el mandatario Mauricio Macri lo determinara por decreto para tratar varios proyectos oficialistas. El pleno necesitaba contar con la presencia de la mitad más uno (124) del total de legisladores, 257, para obtener el quórum necesario para celebrarse, y cuando la asistencia llegó a esa cifra, media hora más tarde de la hora prevista de inicio, Monzó lo dio por comenzado. Sin embargo, la sesión no pudo empezar por los gritos de buena parte de los diputados de oposición, que ponían en entredicho que fuera verdad que tantos legisladores estuvieran presentes y criticaban que había pasado la hora prevista de comienzo.
En medio del escándalo, Monzó, en un principio reticente, decidió dar por terminada la sesión. Tras concluir el pleno, los enfrentamientos afuera, que dejaron varios detenidos, continuaban y se fueron extendiendo por el centro de Buenos Aires.
La discusión sobre la reforma se centra en el cambio de fórmula para calcular los aumentos de las jubilaciones. Mientras la actual ley establece un ajuste semestral en base a un mezcla entre la recaudación de la Seguridad Social y la variación salarial, el mecanismo que propone el gobierno conservador de Macri fija que será trimestral y se calculará entre la inflación y los aumentos de sueldos. En Argentina, el sistema jubilatorio es un sistema solidario y estatal que garantiza a quienes aportan durante 30 años 80 por ciento de los ingresos que recibían en activo, con topes para los sueldos más elevados.
Las jubilaciones parten de un piso de unos 7 mil 246 pesos argentinos (400 dólares) en un país que registró una inflación mayor al 20 por ciento en la última década.
La principal central sindical del país decidió levantar la huelga general que había anunciado para hoy, tras fracasar la sesión. m