ABRAHAM JIMÉNEZ
Durante cuánto tiempo puede el ser humano guardar un secreto. Esos silencios que cuestionan su humanidad, lo ubican frente al espejo y, tras de éste, le revelan esos otros rostros que en algún momento de su vida fueron significativos y dejaron huella.
Andrés Antonio Valenzuela Morales, torturador oficial del régimen pinochetista, se presenta un día a las puertas de un medio de información para compartir la experiencia que lo lacera. Los detalles de una actividad generalizada, tras el derribamiento del gobierno de Salvador Allende, nunca ajenos a la sociedad aún en recomposición.
Tampoco al novelista. A Nona Fernández (Santiago, 1971), que en La dimensión desconocida recurre a este hecho confesional, consignado en la prensa de mediados de los 80, para mostrarle al lector una de las maneras para habitar experiencias desgarrantes. Un entrar en dimensiones oscuras, negadas, distorsionadas, desconocidas, ahora desde lo literario.
Duras las vueltas a esos años, los del “hombre que torturaba”. Sucesión de escenas que habrán de revelarse en Fernández como “un mensaje” que cobrará forma precisamente en la novela, originada entonces, si bien escrita y publicada en el ahora.
“En la sucesión veloz de acontecimientos en la que habitó, en el torbellino de imágenes que consumo y desechó a diario, estas se han mantenido intactas frente al tiempo y el olvido. Como si fueran controladas por una fuerza de gravedad distinta, no flotan ni salen disparadas en el espacio dando tumbos sin dirección. Siempre están ahí, resistiendo. Vuelven a mí o yo vuelvo a ellas, en un tiempo circular y espeso como el que respiro”.
Heredadas como “una obsesión enfermiza”, las imágenes que la novelista proyecta establecen un gran número de preguntas que pudieran resumirse en una sola: cómo fueron posibles los hechos de esos años, resumidos en el actuar del “hombre que torturaba”. La conformación de esa “dimensión desconocida” en la que cayeron miles de chilenos, apresados, torturados, muertos, desparecidos por la dictadura.
“Pura bestialidad disfrazada de plan maestro”.
¿Podremos salir de ese mundo de terror?, se pregunta la narradora en otro momento de La dimensión desconocida. “¿Podremos salir de ahí y dar al mundo la mala noticia de lo que fuimos capaces de hacer?”.
Lo que sí fue posible es que con esta novela su autora nos ofrece un compendio, a la vez panorama, del doloroso dilema al que se enfrentó la sociedad chilena tras el golpe de estado de 1971. El fin de la gran época libertaria del siglo XX, iniciada el primero de enero del 59, decía Marcelino Perelló.
Resumen que Nona Fernández no se priva de ofrecer al final de la novela, “fuego de la historia”, a la manera de la recordada “We didn’t start the Fire”, de Billy Joel.
We didn’t start the fire/ It was always burning/ Since the world’s been turning/ La dimensión desconocida, We didn’t start the fire/ No we didn’t light it/ But we tried to fight it. m