El factor EU
Como nunca antes, el factor Estados Unidos estará votando en la elección presidencial del próximo año. Son cuatro los actores que desde ahora están dejando sentir su influencia: la Casa Blanca, el Capitolio, los grandes inversionistas y el voto hispano. Cada uno con sus promotores internos.
Algunos congresistas y la administración Trump han deslizado su preocupación ante un posible triunfo de la izquierda mexicana, en específico, López Obrador.
En febrero pasado, un reporte del Servicio de Investigación Congresional (CRS, por su sigla en inglés) advertía que “el descontento con Peña Nieto puede incrementar el apoyo de los votantes por Andrés Manuel López Obrador, un populista de izquierda que no tiene miedo en enemistarse con Estados Unidos, en las elecciones de 2018 en México”. Migración, terrorismo y narcóticos son las áreas que se verían impactadas, según el reporte.
En abril, durante una comparecencia de John Kelly, secretario de Seguridad Interior, ante el comité de seguridad interna del Senado, el republicano de Arizona John McCain señaló lo siguiente: “Tenemos un problema con México. Hay mucho sentimiento antiestadunidense. Si la elección en México fuera mañana, probablemente habría un antiestadunidense de ala izquierda como presidente. Eso no puede ser bueno para Estados Unidos”. Kelly respondió: “No sería bueno para Estados Unidos ni para México”.
En septiembre pasado, en una reunión en la Casa Blanca con legisladores demócratas a quienes se presentó la postura del gobierno de Trump sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio y la política migratoria, el mismo Kelly habría dicho a los representantes del Capitolio que México se encontraba como la Venezuela de Hugo Chávez, al borde del colapso (NYT, 14 septiembre 2017).
Los mercados (en realidad, el influyente grupo de financieros y administradores de fondos con intereses en México, que han invertido 200 mil millones de dólares y representan 46 por ciento de la IED de los últimos 17 años) también han expresado su preocupación por la posibilidad de un triunfo de AMLO en la elección presidencial. De manera concreta, por su postura de revisar la reforma energética y el TLC.
Sin embargo, poco a poco, otro grupo de inversionistas, especialmente los que trataron con López Obrador cuando gobernó Ciudad de México, han argumentado que sus políticas están más cerca de Lula Da Silva que de Hugo Chávez o Maduro, con lo que se empieza a matizar el rechazo original.
Estos dos actores de la política estadunidense (el gobierno y los fondos de inversión) prefieren en este momento a los candidatos del PRI y del PAN, Meade y Anaya —en ese orden—, como posibles presidentes de México, que a una opción de izquierda. Donde AMLO tiene un mejor posicionamiento es en el votante hispano o migrante en Estados Unidos. Un universo de 13 millones de mexicanos de origen, que si bien no está en condiciones físicas de votar en México, sí influye entre sus familiares y cercanos que residen en el país (hablamos de la mitad del territorio nacional). La abierta defensa de los derechos de los migrantes en Estados Unidos, las giras por ciudades santuario con esta bandera y su discurso anticorrupción le han dado notoria ventaja en este sector estratégico, como lo reflejan diversos sondeos.
El factor Estados Unidos en la política mexicana se cuenta y se pesa milimétricamente. Habrá que observarlo muy de cerca en los próximos meses. M