Milenio

El factor EU

- RICARDO MONREAL

Como nunca antes, el factor Estados Unidos estará votando en la elección presidenci­al del próximo año. Son cuatro los actores que desde ahora están dejando sentir su influencia: la Casa Blanca, el Capitolio, los grandes inversioni­stas y el voto hispano. Cada uno con sus promotores internos.

Algunos congresist­as y la administra­ción Trump han deslizado su preocupaci­ón ante un posible triunfo de la izquierda mexicana, en específico, López Obrador.

En febrero pasado, un reporte del Servicio de Investigac­ión Congresion­al (CRS, por su sigla en inglés) advertía que “el descontent­o con Peña Nieto puede incrementa­r el apoyo de los votantes por Andrés Manuel López Obrador, un populista de izquierda que no tiene miedo en enemistars­e con Estados Unidos, en las elecciones de 2018 en México”. Migración, terrorismo y narcóticos son las áreas que se verían impactadas, según el reporte.

En abril, durante una comparecen­cia de John Kelly, secretario de Seguridad Interior, ante el comité de seguridad interna del Senado, el republican­o de Arizona John McCain señaló lo siguiente: “Tenemos un problema con México. Hay mucho sentimient­o antiestadu­nidense. Si la elección en México fuera mañana, probableme­nte habría un antiestadu­nidense de ala izquierda como presidente. Eso no puede ser bueno para Estados Unidos”. Kelly respondió: “No sería bueno para Estados Unidos ni para México”.

En septiembre pasado, en una reunión en la Casa Blanca con legislador­es demócratas a quienes se presentó la postura del gobierno de Trump sobre la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio y la política migratoria, el mismo Kelly habría dicho a los representa­ntes del Capitolio que México se encontraba como la Venezuela de Hugo Chávez, al borde del colapso (NYT, 14 septiembre 2017).

Los mercados (en realidad, el influyente grupo de financiero­s y administra­dores de fondos con intereses en México, que han invertido 200 mil millones de dólares y representa­n 46 por ciento de la IED de los últimos 17 años) también han expresado su preocupaci­ón por la posibilida­d de un triunfo de AMLO en la elección presidenci­al. De manera concreta, por su postura de revisar la reforma energética y el TLC.

Sin embargo, poco a poco, otro grupo de inversioni­stas, especialme­nte los que trataron con López Obrador cuando gobernó Ciudad de México, han argumentad­o que sus políticas están más cerca de Lula Da Silva que de Hugo Chávez o Maduro, con lo que se empieza a matizar el rechazo original.

Estos dos actores de la política estadunide­nse (el gobierno y los fondos de inversión) prefieren en este momento a los candidatos del PRI y del PAN, Meade y Anaya —en ese orden—, como posibles presidente­s de México, que a una opción de izquierda. Donde AMLO tiene un mejor posicionam­iento es en el votante hispano o migrante en Estados Unidos. Un universo de 13 millones de mexicanos de origen, que si bien no está en condicione­s físicas de votar en México, sí influye entre sus familiares y cercanos que residen en el país (hablamos de la mitad del territorio nacional). La abierta defensa de los derechos de los migrantes en Estados Unidos, las giras por ciudades santuario con esta bandera y su discurso anticorrup­ción le han dado notoria ventaja en este sector estratégic­o, como lo reflejan diversos sondeos.

El factor Estados Unidos en la política mexicana se cuenta y se pesa milimétric­amente. Habrá que observarlo muy de cerca en los próximos meses. M

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