RECEP ERDOGAN, EL NUEVO PROTECTOR DE LOS PALESTINOS? El presidente de Turquía arremete contra EU e Israel, con el telón de fondo del calendario electoral 2019
Medio centenar de líderes del mundo musulmán se reunieron el 13 de diciembre en Estambul, en una cumbre extraordinaria de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) a fin de acordar, según la convocatoria hecha por el presidente turco Recep Erdogan, una “respuesta fuerte” a la decisión del presidente estadunidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel contra el consenso internacional vigente desde 1947.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas; el rey de Jordania, Abdallah II; los presidentes de Irán, Hasán Rouhaní, y de Libia, Michel Aoun, fueron los huéspedes de Erdogan, que asumió la presidencia rotativa de la OCI. Egipto y los Emiratos Árabes, cuyas relaciones con Turquía están en punto muerto, se limitaron a enviar a sus cancilleres. Arabia Saudita, a su vez, estuvo representada por su ministro de Asuntos Islámicos.
Según medios de prensa turcos, citados por el vespertino francés Le Monde, la monarquía saudita estaría en la misma línea que el presidente Erdogan que, de manera febril, busca imponerse como adalid de la causa palestina. “Palestina es una víctima inocente (…), Israel es un Estado terrorista, sí, terrorista. No abandonaremos jamás a Jerusalén en manos de un Estado que mata a los niños” árabes, condenó Erdogan, en un discurso pronunciado el domingo pasado en Sivas, Anatolia, ante sus seguidores.
Como destaca Marie Jégo, corresponsal de Le Monde en Estambul, en vísperas de la cumbre de la OIC, Erdogan advirtió que el estatus de Jerusalén, ciudad santa para las tres religiones monoteístas, es “una línea roja” para los musulmanes aunque el mismo Erdogan reconoció que “hay que ser realista”: “Algunos países árabes han dado muestras de una gran timidez hacia Estados Unidos”, por lo que sería un error si Turquía pretende hacer hablar como una sola voz a los 57 países miembros de la OCI, una organización que se mueve bajo la égida de Arabia Saudita. Aunque para Erdogan, destaca Jégo, la cuestión no es esa: “Antes que nada, la cumbre la ofreció la oportunidad de mejorar su estatus de líder del mundo musulmán sunita”.
Dice Jégo: “Lo más importante a sus ojos es aparecer, ante su electorado, como el defensor de los creyentes oprimidos en el mundo a fin de reactivar la base islamo-conservadora de cara al calendario electoral turco de 2019 (municipales en marzo, presidencial y legislativas en noviembre)”.
“En realidad, Trump más bien ayudó a Erdogan”, dice a su vez la editorialista Barçin Yinanç del periódico turco de mayor circulación, Hürriyet (Libertad). Para ella, “la cuestión del estatus de Jerusalén hizo olvidar las confesiones de Reza Zarrab, el comerciante turco-iraní cuyas declaraciones ante una corte federal en Nueva York han vuelto a poner de relive el nivel de corrupción del gobierno turco”.
Pero, observa de nuevo Marie Jégo, “la maniobra es riesgosa” y podría agravar la relación con EU, que tuvo su nivel más bajo en octubre con la crisis de las visas y el cierre de los respectivos consulados. Con Israel, las relaciones corren el riesgo de envenenarse luego de la normalización en 2016 tras una grave ruptura en 2010 por el ataque israelí (nueve muertos, 30 heridos) contra el Mavi Marmara, un barco fletado por una organización civil islamista que quiso llevar ayuda humanitaria a la bloqueada Gaza.