Milenio

Viven de comerciali­zar la marca Morena; llevan años siguiendo al tabasqueño en su recorrido por México

Familias enteras

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Andrés Manuel López Obrador también es una marca y familias enteras viven de comerciali­zarla. Desde hace años lo siguen en su recorrido por México para vender su producto en plazas públicas o salones donde el tabasqueño celebra sus asambleas informativ­as.

También van hasta donde su presupuest­o lo permite: no viajan en avión a Quintana Roo o Yucatán. Todo es por carretera y caminos de terracería. Un grupo de cinco hace cooperacha para gasolina y casetas. —¿Y sí sale? —A veces sí, a veces no. Una ocasión, en la sierra de San Luis Potosí, no vendí nada, nada. Fue pura pérdida, aquí también ha estado flojo —explica Antonio Medina, uno de los comerciant­es.

López Obrador ha visitado Hidalgo los últimos tres días. Ayer estuvo en el Valle del Mezquital: Zimapán, Huichapan y Tepeji del Río.

Antonio trae puesta la misma mercancía que ofrece: gorra y playera guindas con las letras de Morena en blanco. También porta un chaleco café con el nombre del partido al frente y al reverso.

El chaleco lo da en 270 pesos, la gorra en 70 y la playeras en 90, aunque también hay plumas, a 15, camisas, calendario­s y sombrillas, que pone sobre una tela en el piso.

“Lo que más se vende es el Pejito, la gente le llama así de cariño”, relata el hombre de tez morena y complexión robusta. El Pejito es un peluche con la figura de López Obrador: cabello gris y sonrisa en la que sobresalen los dos dientes frontales. Viste un traje negro y corbata roja. Cuesta 150 pesos e incluso trae un chupón para que se pueda pegar en el vidrio del coche.

“También hay otro de cabello dorado y trae la bandera en el pecho, pero ese ya se me terminó”, abunda Antonio, quien no sabe a bien quién elabora esos peluches; cuenta que “un compañero” se los trae en ciertos lugares donde hay estos actos de Morena y él los vende.

Los libros también se venden muy bien, según platica. No tiene los 16 títulos que ha publicado el político, pero sí más de la mitad. Los vende en 200 pesos y los ofrece con el plus de que “el licenciado al final se los puede firmar y dedicar”.

Pero para que salga, el hombre pasa entre la gente con peluches y libros en mano. En un buen día, detalla, se venden 15 peluches y un par de prendas y libros. “Aunque no lo crea, en Oaxaca y Chiapas es donde más se vende”, afirma.

Antonio dice sonriendo que ya hasta se sabe algunas partes de los discursos del día del precandida­to presidenci­al. “Puercos, cochinos, marranos, eso son los que compran votos, sinvergüen­zas”, cita. —¿Y qué piensa de López Obrador? —Es un buen hombre, de buenos ideales, y lo que dice es verdad, eso es lo que vivimos el pueblo día a día.

Al terminar el recorrido por Hidalgo este sábado, Antonio tomará unos días de descanso y luego seguirá a López Obrador a Veracruz, cuando visite una decena de municipios la segunda semana de enero. m

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