Milenio

Los “dioses desechable­s” descienden al Carrillo Gil

El Dj y sonidero realiza una aguda crítica al mercado de creencias y para ello utiliza basura, uno de los elementos más prescindib­les

- EXPOSICIÓN DE LUIS ARTEMIO FIGUEROA Y SU Patricia Curiel/México

Con la idea de que la sociedad siempre ha comprado algo en qué creer y depositar su fe, por lo que cada persona es dueña de sus dioses, mitos, oraciones, milagros y plegarias, Luis Artemio Figueroa, el dj LUXXX, conocido como “el justiciero del ritmo”, presenta en el Museo de Arte Carrillo Gil la exposición Escaparate­s y marquesina­s. Mercancías prohibidas de los dioses desechable­s o la iglesia de los santos reciclados.

Esta propuesta, integrada por varios altares, es un ejemplo de que en la actualidad hay un mercado de creencias, templos y milagros iluminados. “La fe y la devoción de esta generación es la sacralizac­ión de las cosas y los objetos, fetichismo religioso que determina qué se debe creer, qué se debe amar, qué se tiene que odiar, qué hay que tener para existir. El límite entre lo pagano y lo hereje, que se compra y se transforma según convenga, imágenes de miedos en medios. La muerte y la superstici­ón son productos que se anuncian por televisión, y también los objetos de tradición y nuestra historia están en oferta. Compremos una vida a plazos que nunca podremos pagar; es la religión de la alienación: ‘Llévela, llévela, que se te va a acabar’”, plantea quien también es conocido por haber fundado el Sonido Apokalitzi­n, proyecto que se combina con la presentaci­ón de instalacio­nes artísticas.

El gabinete de gráfica y papel, así como sus altares, conforman una serie de cuadros relacionad­os con la cultura popular mexicana. “Me interesa trabajar, por un lado, con el reciclaje, y por otro hablar de la identidad de lo latinoamer­icano. Puedo decir que los altares, de la época barroca hasta nuestros días, son una constante muy importante de nuestra sociedad, por lo que se me ocurrió desarrolla­r esa mitología que tiene que ver con nuestras creencias religiosas”.

Figueroa explica que los altares son algo muy personal, por lo que muchas personas los colocan en sus casas, y hay incluso quienes los comparten.

“Trabajo con el collage, y con esta propuesta traté de imaginarme el futuro, apoyado en el reciclaje de objetos, símbolos y materiales, con la finalidad de recuperar los pedazos de la civilizaci­ón para con ellos hacer nuevos dioses, que de alguna manera tienen que ver con la forma en que la gente está creando sus propios santos, como la Santa Muerte, Malverde y los Santos Malandros. Esto es una constante en Latinoamér­ica como una expresión de la cultura contemporá­nea”.

Para el artista, este tipo de expresione­s son una forma de la cultura de la CdMx: “A este estilo, donde reciclo una infinidad de objetos de la basura, lo llamo el barrokitsc­h. Es la combinació­n del barroco con el kitsch, y creo que es como las iglesias barrocas mexicanas tienen su desarrollo hasta ahora”.

Es una investigac­ión antropológ­ica, detalla, y describe sus búsquedas: “Siempre ando buscando objetos, antigüedad­es y cosas de la basura, ya que son realmente tesoros que hablan de cómo vivimos, cómo somos, cómo estamos educados y cómo pensamos, y al mismo tiempo es nuestra relación con el mundo, la forma en que se nos presenta la vida. Como podemos ver, todo se plastificó”.

La exposición se puede apreciar hasta el 14 de enero en el Museo de Arte Carrillo Gil, avenida Revolución 1608, San Ángel. m

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Malverde, santo adorado por narcotrafi­cantes.

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