Milenio

Continúa la desbandada a Morena

- FERNANDO MAYANS DEJA EL PRD Angélica Mercado/México

El senador tabasqueño Fernando Mayans abandonó el PRD y se sumó a la campaña de Andrés Manuel López Obrador, al denunciar que en ese partido hubo un proceso de simulación para elegir al candidato a la gubernatur­a de esa entidad. Mayans es un senador con licencia, luego de solicitar ese trámite el pasado 14 de diciembre, aunque después anunció que retomaría su escaño y enviaría de inmediato una notificaci­ón a la Mesa Directiva de la Comisión Permanente, luego de que su suplente, Mario Enrique Morales, dijo que se sumaría a la bancada del PT-Morena.

Con esa baja, el PRD en el Senado se quedó con siete legislador­es, una vez que Alejandra Barrales también pidió licencia al término del periodo de sesiones y su suplente, Martha Tagle, ha trabajado como independie­nte en otra licencia previa.

En una carta difundida en redes sociales, Mayans señaló que está contra el dedazo. “Sin duda, un grupo de la cúpula del partido con agendas distintas al quehacer democrátic­o se apoderó del PRD, haciendo del proceso de selección de candidato a la gubernatur­a una simulación que resultó obvia y que de paso insulta a todos los verdaderos perredista­s. Por eso ayer en mis redes sociales reiteré mi postura: Si muere la democracia, morimos todos con ella”. m ndrés Manuel López Obrador estuvo en su tierra, con su gente. Arropado por quienes lo conocen desde que comenzó su carrera política, quienes lo siguen desde que inició su primera campaña por la Presidenci­a hace más de 12 años. Otros, incluso desde antes.

Cientos lo siguen, lo quieren. Y él les correspond­e. Los apoya, los anima, les sonríe, les agradece, les promete a todos... menos a uno: el precandida­to incómodo.

Desde que arribó a Tabasco, el 24 de diciembre, dijo que lo hacía para aprovechar el arranque de la precampaña de Adán Augusto López Hernández, “quien fue electo por unidad, porque era nuestro representa­nte de Morena en el estado, y fue elegido como el bueno”, dijo antes de abordar el avión que lo llevaría a su tierra.

Pero la Navidad le trajo una sorpresa. Un morenista no estuvo conforme con la selección y rompió el protocolo. Se inscribió como precandida­to y decidió contender en el proceso interno que, se supone, debería realizar su partido.

Su nombre es Tomás Fernández. Un hombre que, parece, le ha aprendido al fundador de Morena lo aguerrido. Pues pese a los desprecios de su líder, no desiste.

Se apareció en cada uno de los eventos, colándose entre los invitados del presídium sin ser mencionado, sin ser ovacionado. Dos días y varios eventos después, López Obrador reviró “y aquí está también Tomás, se los presento. Es otro precandida­to… para que no me regañen los del INE que nada más Adán Augusto”, mencionó después de haber paseado a su gallo de la mano por el escenario y de presentarl­o como ‘el precandida­to’, el único, su elegido.

Tomás desentona. Pero no se desanima.

El miércoles se dedicó a observar. Analizaba al par de precandida­tos con los que no hace equipo. Ellos visten igual: guayabera blanca, pantalón caqui y zapatos cafés. A Tomás nadie le avisó del uniforme. Él va de pantalón de mezclilla, camisa de rayas y con sus lentes que no hacen juego.

El jueves se preparó. Llegó temprano, con el atuendo indicado: guayabera blanca, pantalón caqui y zapatos cafés, hasta los lentes se quitó. Pero falló. Ayer se vistieron de blanco con azul.

Pero ahí sigue, aunque no aparezca en las pancartas con el tres veces candidato presidenci­al, aunque los presentado­res se equivoquen en su nombre, aunque nadie lo ovacione, aunque su líder no lo apruebe.

La historia de Adán Augusto es lo contrario. No es más carismátic­o, no es más querido, ni siquiera se esfuerza por sonreír. Copia a medias los chistes de su padrino político y a nadie le saca una carcajada. En estos cuatro días no dio una sola propuesta para los tabasqueño­s, pero no lo necesita. Camina de la mano del fundador de Morena y viaja en su comitiva. No necesita esforzarse más.

Pareciera que al final de la gira Tomás entendió el mensaje, no tiene ni tendrá el apoyo que necesita. El único que debe tener. M

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