“Querido internet...”
Así empezó Paul Logan su primera disculpa, la que hizo por escrito, después de meterse en serios problemas por subir un video a YouTube durante una excursión en Aokigahara, llamado precisamente El bosque de los suicidios, en Japón.
Si usted es mayor de 25 años, probablemente nunca había oído hablar de Logan Pau, quien es considerado por la revista Forbes, por ejemplo, como uno de los influencers más relevantes de hoy. Logró dar el brinco de la ya desaparecida Vine a YouTube e Instagram sin el menor problema, y son millones las personas que ven cada video que sube. Todo era maravilloso, hasta que se topó precisamente con lo que buscaba y no supo qué hacer con ello. En efecto, encontró un hombre que recién se había suicidado en ese bosque. ¿Qué hacer ante semejante situación? Pues a falta de una disciplina o un objetivo más allá de acumular, exactamente lo contrario a lo que debía. Seguir grabando y reaccionar como si fuera un chiste más.
Recuerdo bien que como reportera, cuando iniciaba, seguramente tenía más o menos la misma edad que Logan cuando vi mi primera persona muerta. Recuerdo perfectamente la presión que vivíamos en la televisión en esos días. Había nuevos productores en Tv Azteca, quienes eventualmente se fueron a Televisa, y se habían dado cuenta que con el escándalo subían los ratings inevitablemente. Yo era joven, ambiciosa y pensaba que mi trabajo era todo en esta vida. Sin embargo, afortunadamente, supe que no debíamos grabar el cuerpo. Y eso no lo descubrí en el momento, la adrenalina, el impacto y la impresión, de haber estado a cargo, seguramente me hubieran impulsado a hacer algo, si no tan estúpido como lo que hizo Logan, quizá sí registrar los hechos de una manera de la que siempre me hubiera arrepentido.
Afortunadamente, tuve padres que me enseñaron algo sobre la dignidad humana, tuve la enorme suerte de tener personas en la mesa de asignaciones que coincidieron, cuando les hablé por un teléfono público (que fue casi imposible de encontrar) me dijeron que por ahí no iba, la cosa no era así. Y lo más importante, por suerte recordé mis lecciones en periodismo: ¿era necesaria esa imagen tan gráfica para lograr algo de uso para la sociedad? Absolutamente no. No grabamos. Dimos la nota, sí, pero con respeto al dolor ajeno. Hoy, al leer lo que le pasó a Logan, me doy cuenta de lo afortunada que fui.
Si yo solo trabajara para un ente, sin rostro, al que me dirijo como internet, tampoco entendería hasta qué grado hay humanos detrás de cada historia, detrás de cada click, detrá s de cada estadística y gráficas que miden mi popularidad. Yo nunca tendré los millones de seguidores que este chavo tiene y seguirá teniendo. Y no creo ser mejor persona que él. Solo tuve la fortuna de crecer en un contexto periodístico y humano que me dio parámetros para saber qué hacer, cuando la cosa se pone complicada. Y vaya que aún así la he regado. Y el Querido internet siempre estará ahí para recordármelo. ¿Van a seguir publicando “Maribel Guardia se ve espectacular en bikini a sus cincuenta y tantos años?”¿Qué no saben que ella se va a ver espectacular en lo que sea hasta los 90 o más? ¿Qué necesidad de hacerlo un tema de edad?