Milenio

Lo que pasa en la casa

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En estos fríos y nublados primeros días del año la ciudad se decolora, se pone gris como los grabados al acero y las fotos que todavía pueden verse en los periódicos (alternadas con algunas fotos en colores, como aquí en MILENIO Diario), y el Cronista, refugiado en el ámbito hogareño y arropado en demasiada y todavía no suficiente “ropa de estar en casa”, y pese a ello tembloroso y con ganas de estar en alguna luminosa playa de mar y cielo azules (si todavía los hay en estos tiempos de polución y cambio climático), teclea tan desganada como heroicamen­te su Carta de Esmógico City, mirando de cuando en cuando, para sentir algún calor aunque sea imaginario, hacia la foto de la pared de enfrente que muestra a Marilyn desnuda y nadando en un rojo río de seda. Allí MM es como una llamarada dentro de otra llamarada… Y de repente el tecleador empieza a sentir que realmente la habitación está un poco menos fría y oscura, pues desde el lado derecho, y tras el cristal de la ventana, el edificio cercano se ha iluminado con un todavía débil, vacilante, cobardón y casi fantasmal resplandor­cito de sol. Y el Cronista se acuerda de aquello que, citando a alguien, decía Renato Leduc: que el periodismo es la “historia de lo inmediato”. Y por lo pronto lo inmediato es ese resplandor­cillo que ojalá dure… Pero, ay, ya está desvanecié­ndose, ya el nublado vuelve como quien dice “por sus fueros”, y el Cronista, a su vez interiorme­nte nublado por el desánimo, decide egolátrica­mente que lo más inmediato que, según su sentir, está sucediendo es que el día ha vuelto a agrisarse y enfriarse y que no hay suficiente ánimo para teclear acerca de uno de esos “sucesos consuetudi­narios que acontecen en la rúa” de los cuales don Antonio Machado, poeta pero también hombre de razón, decía que debían ser reducidos y traducidos a “lo que pasa en la calle”… Y, disculpa, lector, el Cronista, sin ánimo para salir a caminar en la ciudad fría y nublada, ha tecleado lo que le brotaba de la víscera cardiaca, a la cual no sabe si llamarla “corazón”… en caso de poseer una u otro. M

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