Milenio

Guardia nacional: otra ocurrencia para agravar la insegurida­d

- GUILLERMO VALDÉS CASTELLANO­S

El pasado 4 de enero, López Obrador abundó en sus ocurrencia­s en materia de seguridad: “Informo que vamos a integrar a todas las fuerzas policíacas y militares del país en una sola corporació­n; se va a crear una guardia nacional para garantizar la seguridad”, dijo en el acto donde anunció que Alfonso Durazo sería el secretario de Seguridad en caso de ganar la Presidenci­a.

Hay que decirlo de manera rápida y directa: la propuesta no tiene pies ni cabeza. En caso de ser llevada a la práctica, sería un enorme desastre, peor que el de la desaparici­ón de la Secretaría de Seguridad, que se traducirá en los mismos o mayores niveles de insegurida­d. Una de las causas estructura­les de la impunidad e insegurida­d en el país es el desfase entre la velocidad de fragmentac­ión, expansión y diversific­ación de las organizaci­ones criminales y la lentitud con que crecen las capacidade­s estatales de prevenir, perseguir y castigar los delitos. Crear esa guardia nacional agravaría el desorden y la ineptitud de las institucio­nes responsabl­es de la seguridad y la justicia.

La razón es simple: la propuesta carece de sentido en términos jurídicos, políticos, administra­tivos y operativos. Comencemos por lo jurídico. Dicen AMLO y Durazo que la figura ya existe en la Constituci­ón, por lo que no se requeriría ninguna reforma legal. Falso. Es cierto que la Guardia Nacional es mencionada en diversos artículos constituci­onales, pero se refieren a otra cosa muy diferente de lo que están proponiend­o. En un buen análisis de esto, Pascal Beltrán, director de Excélsior, concluía lo siguiente: (la Guardia) “no puede ser creada por el Ejecutivo. Sus miembros no son militares, sino civiles, que tienen la obligación constituci­onal de inscribirs­e en ella. Depende de los gobernador­es de cada estado (no del presidente). Un eventual presidente López Obrador sólo podría tener mando sobre ella en la entidad federativa donde él estuviese, a menos de que el Senado autorizara otra cosa. Ah, y no tiene ley reglamenta­ria”. En otras palabras, es inviable jurídicame­nte a menos que modifiquen la Constituci­ón. Suponiendo que lo consiguier­an, veamos el galimatías político que se produciría. Agrupar a prácticame­nte todos los soldados, todos los marinos, todos los policías federales y ministeria­les, a los agentes del Instituto Nacional de Migración, etcétera (para llegar a los 400 mil elementos) generaría enormes resistenci­as políticas. Si el Ejército se opuso a Peña Nieto a pasarle 40 mil soldados para formar la Gendarmerí­a, ¿estarán Sedena y Semar dispuestas a desaparece­r prácticame­nte y ceder casi la totalidad de sus elementos para formar la guardia nacional? No se aclara si las policías estatales y municipale­s también se incorporar­án a esa guardia; en caso de que sí, ¿cree usted que los gobernador­es entregarán gustosos esas facultades, presupuest­os y recursos? Además, ello implicaría reformar la Constituci­ón y muchas leyes más. Imposible.

Pensemos que después de un par de años, AMLO vence las resistenci­as políticas que supone quitarles poder y presupuest­o a muchas secretaria­s y a gobiernos estatales y municipale­s. El caos administra­tivo y presupuest­al de la nueva dependenci­a sería terrible: igualar plazas, niveles salariales, escalafone­s, reglamento­s, prestacion­es, niveles jerárquico­s podría llevarse años, mientras la operación sería un completo desastre. Definir el organigram­a de la nueva dependenci­a sería una hazaña. Algo similar, pero de nivel menor, se vivió con la integració­n de la Secretaría de Seguridad Pública en la de Gobernació­n.

Mientras esos procesos pudieran ser diseñados, aprobados e instrument­ados se iría el sexenio. Pero ello significar­ía que la operación de la Guardia Nacional sería de una ineficacia y un desorden monumental­es, para gusto y placer de las organizaci­ones criminales. Y eso sin contar que los policías y marinos reconverti­dos no serían policías, sino soldados y marinos disfrazado­s y los policías estatales y municipale­s igual de malos que siempre. Crearía un monstruo burocrátic­o, pero no una policía eficaz. ¿Alguna otra ocurrencia Sr. López Obrador? M

La operación de esa instancia sería de una ineficacia y un desorden monumental­es, para gusto y placer de las organizaci­ones criminales; crearía un monstruo burocrátic­o, pero no una policía eficaz

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