¿Banquetero o arroyero?
Abotargado, casi ardiendo por una insolación de rubor, este tecleador se declara culpable de ser cada vez menos un peatón banquetero, esto es un caminante por las banquetas o aceras de Esmógico City, y en cambio de ser cada vez más un peatón arroyero, es decir un irresponsable caminante por el arroyo o parte central de la calle, que es la zona legalmente autorizada para los vehículos automotores. Tal conducta del tecleador (aunque en tales casos el susodicho acostumbra ir por la orillita del arroyo y pegadito a la orillita de la banqueta) es poco menos que criminal, pues con su desparpajado y descuidado modo el peatón estorba el fluir de los sufridos automóviles y autobuses y microbuses y metrobuses y camiones y tráileres, etcétera, de modo que los infelices vehículos se ven en riesgo de que, si ocurre un choque con el imprudente peatón salido de su (digamos) espacio natural, se les abolle a los tales vehículos automotores la carrocería, y eso sale caro. Pero si el de la voz, contrito, reconoce su reincidencia en ese delincuencial proceder, debe también declarar que si frecuentemente camina por el arroyo de las calles capitalinas es porque a eso se ve obligado, pues las banquetas del Centro de esta Esmógico City suelen (además de hallarse en mal estado y ser muy tropezadoras) estar ocupadas por diversas especies de vendedores llamados ambulantes, aunque no ambulan nada, pues comercian desde hileras a veces dobles de puestos fijos y por ello dificultan el paso al peatón, de modo que éste, arreglándoselas como puede (y como no debe), se ve obligado a “transitar” delincuencialmente por el arroyo. Así que o arroyo o banqueta,
that’s the question, como hubiera dicho el muy dubitativo príncipe Hamlet si (¡ni modo, oh pálido hermano!) le hubiera tocado vivir aquí. Y el de la voz, o sea el tecleador, infectado por una melancolía de acomplejado urbanícola, pues se sabe pospuesto como peatón y humillado por los imperantes modos y costumbres viales de Esmógico City, se pregunta si hay algún remedio a la tan problemática situación.